Tenía diez años en aquel momento, mi padre encontró trabajo en otra ciudad y tuvimos que mudarnos.
La casa era pequeña y no teníamos nada, mi padre y madre apenas empezaban a construir su vida juntos (sí, con seis años) y el único entretenimiento que encontrábamos era un pequeño televisor que con una antena improvisada cambiaba con alguna dificultad los canales nacionales.
Así, en ese momento, una radio apareció y comenzábamos a escuchar música en alguna emisora que captara nuestra atención o buscábamos en los mismos cinco canales de siempre algo diferente.
Y no, no era una queja, era un niño en ese entonces, no podría quejarme de mucho, creo recordar ser feliz, al menos con lo poco que se puede almacenar de esa época. Prendía la televisora mientras mi madre cocinaba y mi padre iba a su trabajo, hasta que llegaba en la noche y poníamos atención al ruido que emanaba el cajón eléctrico, así pasaban los primeros año que soy capaz de dilucidar con alguna facilidad.
Llegó navidad en ese año, lo recuerdo porque mis abuelos tomaron de excusa la fecha para ir a quedarse en la casa de mi padre, las fiestas resonaban en las casas, música alta y jardines decorados, como la tradición dictaba. Parecía que sería una fecha normal, pero ese fue la primera vez que te vi.
¿Es normal que un niño recuerde esto? O, ¿por qué le presté esa atención?
No lo sé, simplemente sus padres llegaron a dar la feliz navidad y presentarse de paso, en ese momento supongo que mi vida empezó a cambiar sin siquiera saberlo. Porque... ¿acaso controlamos lo que pasa o lo que nuestra mente piensa?
Esperaría que sí, aunque es un problema cuando tu cabeza controla todo de ti y no sabes si lo que haces es por voluntad propia o por una obsesión que nace sin fundamento, o eso pasaba hasta ese entonces, porque conforme pasara el tiempo iría ganando un poco de más cariño.

ESTÁS LEYENDO
La Rutina del Girasol
RomantizmUn día cualquiera de navidad, mientras la rutina lo sumía en la televisión, tocaron a su puerta, y desde ese momento el niño al que le interesaba solamente pasar el día a día, encontró una nueva obsesión. Pasaban los años, y casi tan religiosamente...