Premio #5

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Premio #5- Primer trimestre: Alfa posesivo.

¡Suéltalo!

Bueno, el omega estaba medio ansioso ahora.

Jaebeom había dado su última palabra "vamos a hacer las cosas bien, tal vez no pudimos casarnos antes, pero nuestras familias tienen que saber que ahora somos compañeros y futuros padres", lo dijo sin titubear y con una sonrisa por lo que el menor solo había podido aceptar sin chistar.

Por eso habían decidido hacer las reuniones el mismo día, mientras más pronto mejor, dice el alfa. Pero a Jinyoung, realmente no le causa mucha gracia. Todos los días se sentía mal y este no era una excepción. El motivo por el cual había ido a consultar ya hace poco más de un mes habían sido los vómitos constantes, Jinyoung había pensado que tenía un virus o una infección y su infección terminó siendo un bebé, el pequeño bebé suyo y de Jaebeom. Jinyoung pensó, ingenuamente claro, que gracias a todas las vitaminas que el doctor le recomendó tomar y que su alfa le había comprado—aunque él podía pagarlas—se sentiría mejor, que los vómitos se irían. Pues no. Cada vez estaba peor.

Parecía que el niño—o niña—dentro del omega no quería comer nada, nada le parecía, nada le gustaba y Jinyoung ya estaba harto. No podía comer la comida deliciosa que le preparaba su compañero, más como que no la podía retener y eso era, francamente, un desperdicio. Jaebeom como el alfa extremadamente dulce que es, había ayudado al omega, le sobaba la espalda cuando tenía que estar abrazado al inodoro todo el día, lo limpiaba y lo ayudaba a llegar a la recámara después. Preparó toda la comida que pensó le haría mejor a su compañero, logrando muy pocas veces que esta permaneciera en su estómago, pero el alfa no se molestaba, tal vez se entristecía un poco pero se le pasaba rápido al saber que todo su esfuerzo valdría la pena mientras su omega estuviera bien y sano. Jinyoung estaba tan agradecido con su compañero que hasta podría llorar.

Había pensado que al ser un día importante, el bebé le daría tregua, pero se equivocó.

En el transcurso de la mañana Jinyoung se había sentido pésimo, débil y mareado, con ganas de vomitar pero sin mucho que devolver. Había querido quedarse hecho bolita en la amplia cama junto a su alfa. Jaebeom lo había convencido de salir de ahí, con palabras bonitas y voz dulce, prometiendo que a pesar de que tenían que conversar con mucha gente, todo sería rápido, que regresarían a su cama cuando menos se lo esperara, como si nunca hubieran salido, y lo llenaría de mimos y caricias.

Ante esas promesas, el omega solo pudo asentir.

Claro, no se esperaba nada como esto.

¡Que lo sueltes, maldición!

–Jaebeom, me estas asustando un poquito...–la voz temblorosa de Jackson casi no se escuchaba sobre el potente gruñido que dejaba salir Jaebeom desde lo más profundo de su garganta.

Tan pronto habían llegado a la cafetería para almorzar con sus amigos, Jackson se le había lanzado encima—como siempre—queriendo darle un apretado abrazo, pero tan solo había podido alcanzar su brazo para jalarlo contra él cuando escucharon el potente gruñido de Jaebeom. Nunca, en todos los años de conocer al alfa mayor, lo habían escuchado gruñir, mucho menos fruncir el ceño como lo tenía o gritar de la manera en la que le había gritado a Jackson. Ahora el omega estaba atrapado, Jaebeom tenía un férreo agarre en el brazo de Jackson con el que sostenía al omega y había envuelto la mano libre alrededor de la cintura de Jinyoung, lo apego completamente a su pecho casi arrebatándoselo al otro alfa.

–Tranquilo Jae, es Jackson, no me puede hacer nada ni aunque quisiera...–Jinyoung arrebató el brazo del agarre asustado del alfa más joven, teniendo su mano libre pudo acariciar suavemente el pecho de su compañero que empezaba a inflarse, listo para soltar otro potente gruñido. Jaebeom lo envolvió entre sus brazos, como si fuera la cosa más preciada que necesitaba ocultar del resto del mundo y Jinyoung no evitó que la sonrisa orgullosa atravesara su cara, sintiendo la felicidad llenarlo por completo.

Premiados [Bnior]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora