Premio #3

2K 212 45
                                    

Premio #3 - Hogar.

Jaebeom no supo cuánto tiempo se había ido. Solo recuerda recibir la mejor noticia del mundo de parte de su compañero y luego vio negro. Al abrir sus ojos, su lindo Jinnie estaba encima de él, dándole cachetadas con sus delgadas manos, con el ceño fruncido, gruñendo y maldiciendo. Aún tenía sus mejillas rojas, un poco húmedas por todo lo que había llorado, sus ojos estaban hinchados y su cabello todo despeinado, a pesar de eso, seguía viéndose hermoso. Se veía encantador, todo bonito, casi parecía tener un fondo de flores. Bueno, para el alfa era imposible no ver a Jinyoung hermoso en cualquier momento de cualquier forma.

Pero ahora, ahora uff...

Jinyoung brillaba tanto, sus ojos parecían las mismas estrellas iluminando la noche. Aunque las palabras que dejaban salir sus regordetes labios eran por demás groseras y tal vez ofensivas hacia su persona, valía la pena seguir escuchando su dulce voz. Lucía como un príncipe encantado y Jaebeom no podía creer la suerte que tenía.

Jaebeom siempre se había preguntado si el destino se había equivocado con el. Su personalidad tranquila no concordaba con su casta. Su familia vivía decepcionada de él, de sus decisiones y de su comportamiento. A Jaebeom dejó de importarle hace mucho tiempo. Su familia quería que estudiara algo importante, algo como una ingeniería o que fuera doctor, Jaebeom decidió ser músico. Su familia quería que peleara por su lugar, que se diera a respetar y que mostrara los dientes en las discusiones, Jaebeom solía pedir perdón primero, aun sin saber el motivo de la pelea. Su familia quería que se destacara en los deportes, que fuera atlético y disciplinado, Jaebeom no podía subir las escaleras sin quedarse sin aliento, detestaba sudar y nunca fue muy bueno trabajando en equipo. La única que lo apoyó algunas veces fue su madre, su madre le daba fuerza y animos pero nunca pudo ir en contra de su padre, Jaebeom no la culpaba por eso. Jaebeom, sin darse cuenta siquiera, siempre le llevo la contra a su padre, a sus abuelos, a sus tíos. No le había prestado mucha atención, ni a ellos ni a su casta, hasta que conoció a Jinyoung.

Jinyoung que es igual a él.

Bueno no igual a él, es completamente lo opuesto a él, lo que los hace iguales.

Ugh, es complicado de explicar.

Jinyoung es un omega, pero no cualquier omega. Es un omega fuerte, decidido y terco como nadie. Jinyoung alza la voz mientras levanta la cabeza y da miradas afiladas a cualquiera que intente ordenarle algo. Jinyoung que puede lanzar poderosos golpes al que se le ponga enfrente, siempre listo para defenderse o para defender a otros. Jinyoung tan fuera del estereotipo de omega. Aunque su apariencia gritara omega desde que lo conoció, siempre todo bonito y suave, siempre guapo y elegante, él nunca lo utilizó a su favor, como Jaebeom sabía lo utilizaban otros omegas, Jinyoung no le batía las pestañas a cualquiera, de hecho Jaebeom dudaba haberlo visto coqueteando con alguien alguna vez. Le llovían propuestas pero tan pronto conocían su explosiva personalidad, las retiraban.

A Jaebeom, en cambio, eso fue lo que lo cautivo. Lo que hizo que cayera enamorado. Lo que lo hizo caer a sus pies, sin ganas de levantarse, queriendo quedarse ahí para siempre. La primera vez que supo de él lo vio gritándole al capitán del equipo de fútbol que era un idiota misógino que no podía controlar sus impulsos gracias a la falta de atención de sus padres, después Jinyoung lo había pateado en la entrepierna y había ayudado a la pequeña omega a la que el estúpido capitán había estado intimidando. Justo ahí Jaebeom supo que lo había encontrado, justo ahí estaba, ese omega agresivo pero hermoso era para él. Ese iba a ser su compañero de por vida, el único que lo comprendería. Jaebeom no se equivocó.

Su familia obviamente lo odio cuando lo conocieron. Cuando supieron que Jaebeom se estaba juntando con un omega se pusieron felices, pensaron que su hijo alfa ya estaba dando las señales de querer cambiar, de querer ser normal. Pero entonces Jaebeom lo llevó a su casa y Jinyoung, como la persona dulce, paciente y sincera que es, se había desesperado un poco con su actitud y le había gritado frente a sus papás, se contuvo, eso sí, por respeto a la casa del alfa, pero, aun así a su padre le pareció inaudito una actitud como esa hacia un alfa, hacia un superior, decía él. Esa fue la primera vez que Jaebeom de verdad se había molestado, su padre se atrevió a gritarle a su Jinyoung, a su omega y eso no podía quedarse sin un castigo. Ahí fue la primera vez que supo porque la vida lo había hecho un alfa.

Premiados [Bnior]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora