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Había una escandalosa fiesta en una gran casa en el centro de San Fransokio. Se trataba de la fiesta de cumpleaños de una niña de 5 años, rubia y de ojos verdes, su nombre era Alicia. En su fiesta ambientada en el clásico cuento de "La bella durmiente", un niño pelinegro, de ojos marrones lloraba desconsoladamente.

En la piñata no había podido agarrar muchos dulces y lo ponía triste ver las bolsas a tope de los demás niños y niñas. Fue entonces, cuando una niña pelinegra, de ojos negros se le acercó, es pequeña niña tenía una de las bolsas con más dulces de la piñata.

- Hola ¿Como te llamas?- Preguntó con inocencia la niña.

- Hiro. Hiro Hamada.- Respondió el niño entre sollozos.

- Yo soy ______ Takashiro.- Replicó con ternura la niña.- Veo que no has podido agarrar muchos dulces ¿Quieres algunos de los míos?

Los ojos del pelinegro se iluminaron.

- ¿Me darías algunos de los tuyos?- Preguntó el niño como si no pudiera creérselo.

- Claro, pareces buena persona asique te daré de los míos, de todas maneras yo tengo muchos.- Dijo la niña mientras vertía la mitad de sus dulces en la bolsita del pelinegro.

- Muchas gracias, me caes muy bien.- Dijo con inocencia el niño.

- Si quieres podemos ser amigos.- Dijo la niña.

- Mejores amigos.- Dijo el niño mientras la abrazaba.

- Si, mejores amigos.- Afirmó la niña.

Un par de años más tarde, ambos niños asistían a la misma escuela. Tenían un coeficiente intelectual relativamente alto para su edad, asique, juntos habían ido saltando años de la primaria, al punto de que, con sus 7 y 8 años cumplidos, ya estaban en cuarto grado de la primaria, al lado de los niños de 10 años que cursaban ese año con normalidad.

- Oye, ______.- Le llamó el pelinegro.

- ¿Si?- Respondió la pelinegra.

- ¿Hoy quieres ir a mi casa? Podemos jugar con mi hermano Tadashi.- Sugirió el pelinegro.

- Me encantaría ¿Puedo llevar mi 3DS?- Preguntó la pelinegra.

- Me ofendería si no lo hicieras.- Respondió el pelinegro.

Ambos rieron y entraron a clase. Sus cerebros eran como máquinas, siempre sabían las respuestas a las preguntas que los maestros hacían, al punto de que siempre los demás estudiantes se quedaban impresionados de que dos "niñatos" supieran más que ellos, pero no todo era miel sobre hojuelas para este par de pelinegros.

Durante el almuerzo era algo terrible.

- Hamada, dame tu dinero del almuerzo.- Le instigó un compañero.

- N-no traigo dinero hoy, mi amiga y yo compartimos almuerzo.- Susurró el pelinegro.

- Entonces, dame tu almuerzo, enana.- La ordenó.

- ¿Y qué si no quiero?- Dijo la pelinegra en tono amenazante.

- _____, dales nuestro almuerzo.- Dijo tímidamente el pelinegro.

- ¡Si! ¡Damelo!- Gritó el bravucón.

La pelinegra se levantó de la mesa dando un golpe a la misma, todos se voltearon a mirar.

- ¡No me da la gana, Suárez! ¡Qué tú seas el más grande y machote de aquí no quiere decir que YO tenga que hacer lo que tú quieras!- Gritó la pelinegra mientras se acercaba peligrosamente al bravucón.- ¡Tardé 3 horas haciendo este almuerzo especial para mi mejor amigo, no para ti!

El bravucón, Teo, le dió un golpe en la cabeza a la pelinegra.

- ¡Yo soy quién manda aquí!- Gritó.- Y tú, niñata, aunque seas más lista no eres más fuerte.

- ¿Ah no? ¿Buscas pelea o te da miedo que te gane una niña?- Dijo la pelinegra mientras se ponía en pose de pelea.

- ¡Pelea! ¡Pelea!- Gritaban los niños desde sus mesas.

- ¡______! ¡No hagas esto!- Le gritó el pelinegro.

- No puedes vivir bajo la suela del zapato de los más fuertes, Hiro. Tienes que defenderte.- Dijo con dulzura la pelinegra.

- ¡Pero te va a matar!- Gritó el pelinegro al borde de las lágrimas.

- Ay, la nenita va a llorar.- Dijo Teo mientras miraba con burla a Hiro.

Pero la pelinegra le dió un certero golpe en la cabeza con una bandeja de la cafetería.

- ¡Cállate!- Le dijo.

- Te arrepentirás, Takashiro.- Dijo el bravucón. Le agarró la pierna a la pelinegra pero esta bailaba ballet y era fuerte de piernas asique le voló una patada en la cara.

-¿Sabes por qué el ballet también es un deporte?- Dijo la pelinegra, quién empezó a dar vueltas con una gran gracia y belleza, pero lo golpeaba con cada vuelta, eso parecía un baile pero era un método de pelea.

Teo se cansó y tomó a la pelinegra por el cuello y la estampó contra la pared, el silencio se hizo en aquella cafetería, pero como si de su ángel de la guarda se tratase, la profesora de inglés llegó a imponer el orden, envió a Teo a detención y volvió a irse.

Hiro ayudó a su amiga a levantarse del suelo y la abrazó con fuerza.

- Ser valiente no te hace inmortal, tonta.- Le regañó.

- Tienes que admitir que le he dado una paliza de las buenas.- Dijo la pelinegra con una sonrisa maliciosa.

- No vuelvas a asustarme así ¿Ok? Eres mi mejor amiga y no se que haría si te pasara algo.- Le volvió a regañar.

- Ya, vale, que pareces mi hermano mayor.- Bromeó la pelinegra.

Y sonó la campana para volver a clases, debían volver, asique fueron a clase entre bromas y risas, aunque a la pelinegra le doliera reírse. Pero estaba bien.

Y así empieza la historia de amor de estos dos mejores amigos.

My assistant? (Hiro x lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora