Me enamoré de ti

Capítulo 8

—¿Que te paso aquí? —dije preocupada colocando mi dedo levemente sobre su pecho.

—¿Donde? —dice mirándose.

—Ah, es solo un rasguño —dice riéndose con picardía como si estuviera recordando algo.

—Eres un cerdo —digo empujándolo levemente.

—Ey, ¿porque me insultas?—dice el muy descarado riéndose.

—¿Estuviste con esa chica?

—Por supuesto que no, ella sin querer me rasguño con su pulsera —dice sonriendo de lado mirándome juguetonamente.

—Eres una mal pensada Ellie —dijo burlándose de mí moviendo su cabeza de un lado a otro.

—Oh, por Dios, que pena —digo bajando mi mirada completamente avergonzada.

—No te preocupes, no pasa nada —dijo mirándome con sus hermosos ojos y mostrando su hermosa sonrisa de lado.

—Buenas noches Alex.

Cuando me estoy quitando la otra chaqueta que él me había puesto me detiene.

—Quédate con esa —me dice con su voz suave mirándome con cariño.

—Ok, está bien, otro día te la devolveré —dije sonriendo con timidez.

—Ok —dijo mostrando su hermosa sonrisa.

—Nos vemos mañana Ellie.

No se porque sentí que Alex por un momento bajo su mirada a mis labios y luego disimuló mirando a otro lado.

Me acerco a Alex para despedirme de él, y es cuando ocurre, siento los labios de Alex cerca de la comisura de mis labios e inmediatamente me desaparte incomoda.

—Hasta mañana —dije algo nerviosa bajándome de la camioneta.

¿Que fue eso que acaba de pasar?

Mejor no pienso nada extraño, solo fue un accidente que sus labios casi rozan con los míos.

Me lanzo en la cama aún con la chaqueta de Alex en mis manos y en un impulso acerco la chaqueta a mi cara para olerla, el perfume de Alex era algo que me gustaba, por un momento me puse a pensar que hubiera pasado su Alex me hubiera besado, pero luego sacudí mi cabeza sacando esos pensamientos locos.

Alex es solo mi amigo.

Me repito una y otra vez hasta que logre quedarme dormida.

...

Dos dias después...

—¿Estás lista Ellie? —escuchó la voz de mi padre llamándome.

—Si, ya casi estoy lista —alce un poco la voz para que me escuchara.

—Estaré afuera.

A los pocos minutos salgo.

—Hoy te pasaré buscando para que almorcemos juntos, tenemos días que no lo hacemos hija —añadió mi papá.

—Si, está bien —dije dándole un abrazo a mi padre.

Me baje del carro y camine entre la multitud de estudiantes, llevaba mi bolso de un solo lado.

A lo lejos veo a Anna.

—¿Donde estabas? Te estuve buscando ese día y no te encontré —dije en tono de reproche.

—Justo mi papá se antojó que cuidara a mi hermanito, la niñera no pudo y cuando te iba a avisar te vi bailando con Liam y por supuesto no te iba a interrumpir —dijo ella mirándome con complicidad.