Los tonos de la sala eran un tanto cálidos para el gusto de Lesslie, al abrir sus ojos sólo se percató de que la clínica en la que estaba no era de su agrado visual.
Por otro lado Madison estaba sentada al lado de Lindsey, juntas esperando respuesta de Lesslie.
—¿Qué hago acá?
—Linda, que bueno que despiertas, un imbécil las chocó y se dió a la fuga, lo siento tanto, si hubiera llegado más temprano esto no hubiera pasado —dijo la pelirroja con algo de frustración.
—No te preocupes, solo tengo un moretón en mi frente, nada que un poco de maquillaje no resuelva.
—Desgracias y más desgracias para las Diamond girls —agregó Madison un tanto deprimida.
—Okay, esto ya se acabó, solo malas noticias han ocurrido está última semana, merecemos disfrutar. ¿Qué opinan de una fiesta hoy en la mansión hoy por la noche? —la rubia no se molestó en demostrar amabilidad.
—Me encanta la idea Lesslie.
—Ya sabes que hacer Lindsey, invita a todos, hoy me lanzo como jamás en la vida Madison se ha lanzado.
La tarde comenzó a caer, habían guardias de seguridad por todos los rincones, nadie entraría a la mansión de las chicas sin antes ser examinado por completo. Habían nanas y criadas por todos lados preparando tragos y picadillos para la fiesta, otros estaban limpiando la piscina mientras las chicas se ponían sus mejores trajes.
Madison comió una manzana y decidió ir a su cuarto a descansar un poco, por otro lado Lindsey se encontraba junto a Lesslie viendo que usar para la noche.
—Lindsey mira, este vestido lo había comprado para tí cuando me fui de viaje a San Francisco.
—Es precioso, ¿Por qué me lo vienes a dar ahora?
—No lo sé, sabes como soy.
—¿Qué te pondrás?
—Una falda rosa pastel y un top color blanco junto a las zapatillas fila que me regaló Madison.
—¡Que sexy! Me pondré el vestido en mi cuarto y me maquillaré ahí de igual forma, si me quedo aquí me retrasaré mucho.
—Está bien Lindsey, quiero ver tonos rojos en ese maquillaje perra.
—Así será mi ciela.
Lindsey caminó a su cuarto con el vestido que le había regalado su adorada amiga, cerró con pestillo y se dirigió a su baño privado, prendió el jacuzzi y comenzó a desnudarse.
Vaya que era una chica hermosa.
Abrió su elegante mesa de noche y sacó un Jack Daniels de miel, lo sirvió en una copa de cristal fino y se introdujo en el jacuzzi. Bebió su copa más rápido de lo habitual y poco a poco comenzó a darse cuenta que su respiración estaba más acelerada, miro su pálida mano con uñas largas y rojas. Sabía lo que estaba por hacer y decidió introducir dos de sus dedos dentro de ella, primero fueron movimientos lentos y suaves, con su otra mano comenzó a pellizcar fuertemente uno de sus pezones, sus movimientos fueron cada vez más rápidos y fuertes hasta el punto de que Lindsey se vino y soltó un pequeño gemido.
Quedó bastante agotada, pero a la vez estaba llena de nueva energía. El silencio se volvió ahora un tormento, Lindsey se miro al espejo desnuda y comenzó a dejar pequeños pellizcos por todo su abdomen, al terminar, comenzó a tirar su cabello excesivamente fuerte, logrando arrancar a más de uno.
La chica se sentía sucia, amaba tanto darse placer, pero al terminar no podía detener el asco que le producía verse o tocarse. Lavó bien sus manos y respiró profundo.
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Peligro, zorras acercándose
Teen Fiction"Las mujeres fuertes, no le temen a los malos caminos. Aprenden de ellos"