Lesslie comenzó a llorar de impotencia.
Sentía que no podía hacer nada.
Nada.
Pero de repente siente que alguien venía corriendo. Por la oscuridad no lo pudo ver. Pero ya no siente el duro pene encima de su ropa, y tampoco el pesado cuerpo del rapero en él. Siente gritos, golpes. Estaban peleando. Pero no sabía quien era el chico que había ido a su rescate.
Se levantó rápidamente, no sabía que hacer. Ambos se golpeaban con mucha brutalidad, y estaban las luces apagadas.
—¡Basta!
Ella sentía que el chico estaba matando al rapero. Estaba muy nerviosa. No quería que hayan más muertes en su casa, ni heridos. Sólo quería pasarla bien. Hasta se empezó a sentir culpable por la fiesta y su actitud.
Y fue cuando decidió entrometerse.
Agarró algo que tomó del suelo y empezó a golpear al rapero. Sabía que era él porque estaba con gorro, y de esa manera pudo divisarlo entre la oscuridad. Pero algo estaba terriblemente mal. Era una daga lo que había tomado del suelo. Ella quedó boquiabierta, sin poder creer lo que había hecho.
—Esa es su daga —comentó el chico que la había salvado—. Se le debió haber caído cuando se posicionó encima de ti.
—Ni me lo recuerdes.
Estaba nerviosa. No sabía que hacer con el cuerpo. La rubia se desesperó y empezó a chillar. Aquel intentó calmarla, diciendo que no tenía testigos, sólo había que dejar un crimen perfecto. Él la iba a ayudar a ocultar el cuerpo y limpiar el “desorden”.
Y eso fue justo lo que hicieron.
Lesslie había hecho que la fiesta terminara para así poder solucionar lo ocurrido, tranquilos. No estaba segura en contarles a sus amigas o no. Confiaba en ellas, y mucho. Pero también eran muy importantes para ella y no quería que la vieran como una asesina. Ni ella misma se lo creía.
—Eres bueno en esto —comentó la rubia—. ¿Cómo limpiaste todo?
—Eso no importa. Lo bueno es que estás a salvo.
—Maté a una persona.
Él era un rapero. Tenía muchos seguidores en Instagram, tenía familia, tenía una madre que se preguntará porque no llega a casa, tal vez una novia que estaba esperando dormir con él esta noche. Un hermano que quiera contarle algo, un amigo que quiera una batalla de rap. Es un hijo de puta, imbécil y todo, pero tiene a su gente.
Gente que lo quería.
Y yo se los arrebaté. Pensó Lesslie.
En cuanto lo vio a la luz, se dio cuenta de sus ojos verdes esmeralda. Tan hipnóticos, libres, maravillosos.
Su rostro delgado y fino, cejas pobladas, cabellos castaños desordenados. Se quedó mirándolo un momento, apreciando su belleza. Y es que no tenía la certeza de que iba a ser un chico guapo quien la había salvado. Él también la observó, hasta que el silencio se hizo incómodo.
—Creo que es tarde... ¿Puedo dormir contigo?
—¡¿Qué?!
Él la miró un poco nervioso.
—Tus guardias... Ellos sospecharán si me ven salir de aquí sólo. Cuando los demás ya no están.
En eso tenía razón.
Lesslie asintió, y lo mandó a la pieza de invitados. Nunca dejaría dormir a un hombre desconocido con ella después de lo que pasó. Estaba muy nerviosa y lo que menos quería era dormir sola, pero para eso tenía a sus amigas también.
ESTÁS LEYENDO
Peligro, zorras acercándose
Teen Fiction"Las mujeres fuertes, no le temen a los malos caminos. Aprenden de ellos"