La fiesta estaba en el típico estilo Diamond girls, muy sensacional y divertida. La gente amaba las fiestas organizadas de estas chicas, por lo que la gran casa se llenaba en cuestión de minutos. El único problema era el exceso.
Exceso de todo.
Lina Perrie tenía un revoltijo que le estaba afectando mucho. Se sentía demasiado mareada y tenía ganas de ir al baño urgente. Fue a revisar el de las chicas pero no pudo entrar ni a las piezas porque estaban cerradas. Maldijo la pérdida de tiempo, y también maldijo a las Diamond girls.
Aún así, fue al primer piso y se acercó a Lindsey Dayne.
—¿Qué quieres, zorra ebria?
—Necesito un baño, ¿podrías abrir tu pieza? —le consultó la chica de cabellos celestes, angustiada. Sus palabras se resbalaban de su boca.
Lindsey sonrió—. No.
Estaba dispuesta a alejarse, pero Lina la tomó del brazo de manera fuerte para lastimar a la pelirroja.
—No creo que quieras que tu linda y gran casa esté llena de vómito y cosas rotas, ¿no?
La amenazó.
—¿Por qué no vas al de invitados y dejas de molestar?
Lindsey Dayne estaba empezando a enfadarse y eso no era bueno para nadie. Aún así, intentó controlarse. No conocía muy bien a esas perras pero por lo que se ha hablado de ellas son peligrosas. Ya suficiente con los problemas que tenía en su vida para que venga una zorra ebria a vomitar toda su linda y gran casa.
—¿Y ese donde queda?
—Te llevaré —agregó la pelirroja, con falsa amabilidad. No quería que la chica orine antes de llegar.
Caminaron un rato, mientras la otra chica intentaba llevar pasos firmes y sin caerse. Lindsey estaba angustiada, no le gustó para nada la actitud de esa sucia y se dijo a si misma que se la cobraría.
Entonces Lindsey abre la puerta rápidamente, y lo que ve la deja algo incomodada.
—¡Lo siento!
El rostro de Madeline se torna rojizo. Madison estaba igual. Las chicas habían dejado de hacer lo que estaban haciendo. Lindsey no dudó en alejarse, diciendo a Lina que la acompañe a su cuarto.
—No iré. Estaré en la fiesta un rato y después vendré a este baño. Nunca usaría el tuyo.
—Lo dices porque no te gusta el orden, la limpieza ni la higiene personal.
Agregó Lindsey, luego se alejó de ella, para no seguir lidiando con problemas de una zorra ebria. Lina solo río, y cuando perdió de vista a la pelirroja, se acercó nuevamente al baño que estaba ocupado.
Al entrar vio nuevamente a las chicas. Madison se acercó con rabia a alejar a la chica, pero esta le hace señas que viene en paz, sin necesidad de ofenderlas.
—Chicas, no se preocupen, ya me voy. Solo quería decirles que... Hm... ¿Les gustan los tríos?
Madeline se sintió muy incómoda y Madison no reaccionó bien. Se acercó a la chica y la empujó, haciendo que esta no se caiga pero si impacte contra la pared. Aquella se queja, pero vuelve a sonreír.
—Eres agresiva —suelta, sonriendo. Se acerca a Madison y comienza a besarla, sin su consentimiento. La castaña forcejea hasta quitársela de encima.
—Quiero que salgas de aquí.
Madeline se acercó, algo nerviosa. Abrazó a Madison de lado, mientras observaba con miedo a la chica de caballos celestes y cortos.
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Peligro, zorras acercándose
Teen Fiction"Las mujeres fuertes, no le temen a los malos caminos. Aprenden de ellos"