21. Ben

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Lo único que iluminaba el abismo del mundo entre los mundos era el sable escarlata de Vader, las voces se callaron y las puertas desaparecieron, el sith avanzaba hacia Rey y ella con dificultad se puso de pie, intentó usar la fuerza, pero era inútil, ni siquiera tenía un sable para defenderse, Vader comenzó el ataque y la jedi esquivaba como podía, era rápido, muy rápido y Rey estaba sin aliento. Trataba de concentrarse en las palabras de Anakin no es real, pero sentía cada vez más cerca la hoja del sable. El primer corte aterrizó en su muslo y le quemó tanto que perdió el equilibrio, el segundo impacto fue en el brazo y el tercero en la mejilla, varios más la hicieron gritar de dolor, Vader no quería matarla, solo quería hacerla sufrir.

Y ahí estaba ella, en el suelo agonizando, cubierta de su propia sangre, sola y en la oscuridad, entonces Vader apagó el sable y habló "El lado oscuro de la fuerza siempre será el camino, Joven Rey, intentaste seguir la luz y mira lo que te trajo, lo perdiste todo ¿Dónde están los jedis? Ellos solo te usaron en Exegol, fuiste su arma y cuando lograron su cometido te dejaron morir" la respiración artificial llenaba el lugar y lo único que Rey podía sentir era odio y oscuridad, Vader continuó "Aún estas a tiempo, déjate llevar por el lado oscuro, puedo sentirlo crecer dentro de ti, destruye todo Rey, toma venganza de lo que te arrebataron, tu no merecías nada de esto. Demuéstrales que se equivocaron al pensar que eras nada, haz que se arrepientan de todo el sufrimiento que te causaron. Todos son hipócritas, Rey, únete al lado oscuro y completa tu destino"

"¿Rey?" Escuchó a lo lejos, era difícil distinguir la voz "¡Rey!"

Vader encendió el sable de nuevo.

"No estás sola" Era Ben, lo escuchó claro y fuerte. "Yo siempre estoy contigo"

Darth Vader se dirigió a ella de nuevo y levantó el sable para dar el golpe final, Rey cerró los ojos, ya no importaba el lado oscuro ni el lado luminoso solo esperaba el momento en el que se uniría a Ben y estaba en paz con ello, no estaba sola, nunca lo había estado. El momento paso lento, su mente se llenó de recuerdos: Finn, su mejor amigo, Poe, el piloto que la hacía reír, Leia, la persona más fuerte que conoció, Luke, su maestro, Han, quien confió en ella.

Ben Solo, la otra mitad de la diada, Ben y sus palabras dulces, la sensación de dormir en su pecho y el color de sus ojos, su sentido del humor y la forma en que su cabello se sentía entre sus dedos.

Después todo se oscureció y Rey abrazó su destino.

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Empezaba un día más, se levantó y se miró al espejo, casi no se reconoce. No le importó, últimamente casi nada le importaba. Se calzó las botas y salió a buscar que hacer. Entre los callejones de Takodana siempre pasaba algo nuevo, mercancía que nadie más quería transportar, alguien que pagaría lo suficiente por no ser encontrado y en caso de no haber nada de eso siempre estaban las partidas de Sabacc que se le daban de maravilla. Procuraba mantener un perfil bajo y no meterse en problemas, aunque si esto pasaba siempre estaba el viejo truco jedi del que a veces abusaba, casi no hablaba con nadie y pocas personas sabían su nombre, era eficiente en los trabajos que hacía y ahorraba casi todos los créditos que le pagaban. Solo Maz Kanata sabía que estaba ahí, no es que le quedara alguien más. Por la tarde iba a visitarla al castillo, siempre tenía lista una jarra de agua y una platica amena, ya no tomaba alcohol, ahora le daba asco después de un periodo donde tomaba diario buscando adormecer el dolor del vacío que sentía. Por las noches, después de marcar en la pared un día más, se obligaba a dormir y trataba de no ceder ante la angustia aplastante, las pesadillas eran las mismas, un sol apagándose y vientos helados. Ya no se lamentaba, o al menos trataba de no hacerlo, había hecho las paces con su conciencia, entrenaba solamente para mantenerse activo y escribía para no olvidar.

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