VENDIDA - 3

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LALI:

—¿Bailan chicas? —nos preguntó Agustín antes de que pudiéramos salir de la casa de Eugenia.

Candela revoleó los ojos:

—Justo él tiene que preguntarlo... No lo soporto —se mordió el labio fuerte y comenzó a caminar rápido hacia la puerta.

—Nos van a dejar solos, ¿verdad? —insistió Agustín nuevamente.

—Pensé que te había dejado claro que no quería saber nada más de vos en lo que me quedaba de vida, Agustín —le dijo Candela poniendo mala cara—. Pero bueno, por si no te ha quedado claro, vuelvo a repetírtelo, ¡déjame en paz! ¡No vuelvas a hablarme ni a mirarme en lo que te queda de vida! ¿Te ha quedado claro ahora? —dijo dirigiéndose a Agus. Tuve que sujetarla para que no le pegara una cachetada.

—Candela, por favor... Basta —susurré.

—Tu amiguita está loca —me dijo Agustín con una sonrisa maquiavélica en la cara—. Re loca.

—Agus, basta —dijo el ex novio de Brenda.

—¡Basta ya! —exclamé yo—. Candela tiene todo el derecho a odiarte por lo que la hiciste, Agus. Así que, es normal que no quiera ni que la toques. Y la próxima vez que te lo tenga que repetir, tal vez sea delante de un tribunal, ¿me escuchas?

Agus me miró raro:

—¿Todo por una puta píldora anticonceptiva? —levantó una ceja—. ¿En serio? ¿Qué narices les has contado a tus amigas Candela?

—No fue solo lo de la píldora. Me forzaste a tener relaciones, ¡yo no estaba lista!

—En ningún momento hice eso, Cande. Vos me dijiste que estabas lista, si no yo nunca hubiera hecho nada. Así que no mientas —Agus la señaló con el dedo—. Esas cosas hacen daño, no podés andar diciendo por ahí esa basura sobre mí.

—Yo no he contado nada, pero estoy en todo mi derecho a odiarte, ¿entendés? —Candela levantó una ceja—. Y bueno, si vas a seguir molestando, lo mejor es que haga como hizo Brenda. ¿Te vas vos también, La?

—Tengo que esperar... —musité. La fiesta estaba siendo un desastre. No solo por Eugenia, que era la cumpleañera y la anfitriona, sino también por mí. Todas mis amigas sabían la ilusión que tenía por pasármela bien en la fiesta y poco a poco todas se estaban marchando.

—¿En serio te vas? No se como Eugenia puede tenerte como amiga, y, por cierto, ni siquiera te cree la mentira que la contaste sobre mí. Sabe que vos tenías ganas de garchar y que por eso lo hiciste —dijo Agus enojado.

Candela le dio un empujón. Depsués me agarró del brazo y me sacó de la casa de Eugenia.

—¿Esperás a que venga el taxi? Voy a llamarlo ahora mismo.

Asentí con la cabeza.

—Pero, ¿vas a dejarme sola?

Candela suspiró:

—Necesito marcharme, no soporto más al idiota de Agustín, y Peter... Tampoco se merece que lo miremos con todo lo que la hizo a Brenda.

—Bueno, en resumen, vas a dejarme sola con esos dos ¿verdad? —fruncí el ceño.

—Lali... Lo necesito.

—Cande... Es mi primera fiesta, quería pasarla bien.

—Te invitaré a la próxima joda.

—Eso si mi padre me deja ir, ya sabes como es.

—Seguro que te dejará, sino yo hablo con él.

Tragué saliva y los ojos se me llenaron de lágrimas. Brenda, Euge, incluso Cande, pensaba que todas eran mis amigas, mis mejores amigas, pero aquella noche no se estaban comportando como tal. Y solo por sus estúpidos novios. Me despedí de ella sin esperar siquiera a que llamara al taxi y volví dentro. Llamé al chófer de mi padre y me dijo que vendría en un rato. Después, miré la sala, solo quedaba en ella el ex de Brenda.

—¿Y Agus?

—Acaba de marcharse —respondió—. Estabas demasiado ensimismada en tu llamada.

Me encogí de hombros:

—No me había dado cuenta.

—Lo sé —respondió con sus ojos verdes clavados fijamente sobre mí.

—En un rato vendrán a buscarme —dije mirando a mi celular.

—Es normal que te vayas. Yo en cambio, tengo que esperar a Nico. Me quedo a dormir en su casa, pero seguramente se esté reconciliando con Eugenia —tosió—. Tardarán un par de horas.

—Brenda te quería —musité.

—No me apetece hablar de ella. Yo también la quería, y la quiero, si te soy sincero. Pero siempre pensé que era demasiado poco para mí.

Abrí mucho los ojos:

—¿Por qué decís eso?

—Siempre sospeché que estaba con otro pibe. Y bueno, antes de estar con esa chica, me llegaron unos mensajes del pibe. Me llamó cornudo y mal novio. Así que me marché de joda, y estuve con otra mina. Pero, en el fondo, tengo aprecio a Brenda. Y pensé que esta fiesta podía solucionarse de alguna manera, volver con ella o encontrar a alguna otra mina pero... No va a poder ser.

—Brenda está enojada. Y tiene mal carácter, ya sabés...

—Para mí que ahora mismo estará con el otro pibe. Y por si fuera poco, va a ignorarme durante el resto de su vida. Pero, sé que lo nuestro era pasajero... Resulta imposible tener algo serio con ese tipo de chicas.

—¿Por qué decís eso?

—Tus amigas salen casi todas las noches... Y no tiene nada de malo pero...

—Son libres de hacer lo que quieran, ¿no? —le pregunté encogiéndome de hombros.

—Sí —se levantó de su sillón y se sentó en el que había a mi lado—. Claro que lo son. Pero, Eugenia no se dedica a ponerle los cuernos a Nicolás cuando sale, pero Brenda si lo hacía. Y Candela...

—Candela no está bien desde lo que ocurrió con Agus. Me lo ha contado —advertí—. Es mi mejor amiga junto con Eugenia.

—¿Y Brenda? ¿No es tu mejor amiga?

—Ella... —me mordí el labio. En verdad, nunca la había tenido demasiado cariño a Brenda. De pequeña, siempre se había metido conmigo por ser poetisa, por ser la nenita de papá, y justo cuando se había hecho íntima de Eugenia, se integró en nuestro grupo. Pero nunca había pertenecido a nuestro grupo de amigas desde el principio. Solo desde que sus otras amigas la habían dejado solas y se había unido a nosotras.

—Hay que admitirlo, es mala.

—No tanto...

—Para mí lo es... —dijo encogiéndose de hombros—. Por cierto, ¿cuál es tu nombre?

—Mariana Espósito, pero podés decirme Lali.

—Lali, encantado —dijo dándome un beso en el cachete—. Yo soy Juan Pedro Lanzani, pero podés decirme Peter.

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⏰ Última actualización: Mar 20, 2020 ⏰

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