Mirar Las Escenas De Libertinaje.

Capítulo XIX.

Wen Qing logró encontrar tiempo para visitar ese restaurante occidental. Pidió una rebanada de pastel de bosque negro y, a partir de entonces, se enamoró completamente del lugar. Encontró la oportunidad de reunirse con el fabricante de postres del restaurante y dejó sus detalles de contacto. Por lo general, Wen Qing también intentaría hacer algunos dulces en casa. Se contactaría con el otro si hubiera algo que no entendiera. Incluso lo invitaría a su casa. Poco a poco, se convirtieron en amigos bastante cercanos.

El fabricante de postres se llamaba Yan ZiChen. Era un chico joven de pelo negro, delicado y bonito, mucho más joven que él. Parecía que él también estaba estudiando para un doctorado en algún grado. Era un poco tímido, pero su personaje era inesperadamente terco.

Yan Han se burló de Wen Qing preguntándole por qué le gustaba comer cosas tan insignificantes que estaban hechos para niños. Antes de que tuviera tiempo de responder, Yan ZiChen se enojó y enojado exclamó que los postres no eran "cosas insignificantes".

Yan Han se quedó estupefacto y vio a Yan ZiChen con una sonrisa forzada. Yan ZiChen también se sintió incómodo, y se avergonzó aún más por la mirada de Yan Han cuando bajó la cara enrojecida.

Wen Qing observó a los dos con los ojos entrecerrados y suavizó las cosas con suavidad.

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Las situaciones que siguieron se volvieron incómodas.

Yan ZiChen se invitó a hacer postres de vez en cuando. También se volvió cada vez más natural y aceptó que él se quedaría atrás y cenaría. Una escena que ocurrirá con mayor frecuencia en la mesa de la cena sería que tan pronto como Yan Han hablara brevemente con él sobre el trabajo, comenzaría a tener una discusión con Yan ZiChen sobre algún asunto trivial. Tal vez ni siquiera Yan Han lo sintió, pero no importa cuánto lo ofendió Yan ZiChen, nunca se enojó. Incluso destellos de felicidad destellarían en sus ojos.

Ese fue un tratamiento que Wen Qing no recibió.

Wen Qing no pudo explicar lo que estaba pensando. Sintió las llamas parpadeantes de posibilidad entre los dos. Podría haberlo apagado, pero no solo no lo hizo, sino que incluso dejó que el fuego creciera. Él no quería ser el que tomó la iniciativa para dejar a Yan Han. Su estado actual era más como si estuviera esperando que Yan Han lo descartara.

Por otro lado, también parecía ser mera curiosidad. Al final, ¿cómo le diría este hombre con el que se había mantenido acompañado durante doce años, que le molestara o que le rogara que lo dejara ir?.

Solo los meros pensamientos de eso parecían interesantes. Las esquinas de los labios de Wen Qing formaron una leve sonrisa.

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Sin embargo, parecía ser que estos dos hombres eran incluso más ajenos a sus sentimientos el uno por el otro.

Wen Qing pensó que era gracioso. También pensó que sería demasiado aburrido si la situación actual se prolongara para siempre. Así, cuando Yan Han lo estaba abrazando un día, Wen Qing insultó intencionalmente a Yan ZiChen. Yan Han lo refutó inconscientemente de una manera hostil.

Wen Qing sonrió levemente mientras miraba a Yan Han.

Yan Han frunció el ceño como si no pudiera entender por qué se sintió enojado con Wen Qing por haber insultando a Yan ZiChen.

Wen Qing no dijo mucho después de eso. Si hablaba demasiado, parecería deliberado. Yan Han no era estúpido, sería capaz de entender sus sentimientos por Yan ZiChen si lo pensara más.

Wen Qing yacía en el abrazo de Yan Han. Respiró el olor familiar en su cuerpo y sintió como si de hecho estuviera actuando como una perra.

¿Por qué le estaba dando el hombre que amaba durante doce años a otra persona?.

Wen Qing se inclinó hacia Yan Han.

Incluso hasta ahora, todavía amaba a este hombre. ¿Qué otra razón tenía para estar dispuesto a dejarlo aparte del hecho de que estaba demasiado cansado?.

¿Cuántos ciclos de doce años tuvo un humano en su vida de todos modos? Siempre tuviste que dejar algo de tiempo para ti, ¿verdad?.

Wen Qing frunció el ceño y agitó los ojos varias veces para contener las lágrimas.

Un aliento demasiado suave para escuchar, sonaba como un sollozo.