O14 : Tiempo

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El ruido de la puerta abriéndose me despertó de nuevo. Miré a la izquierda y un hermoso Jack disfrutaba de una profunda siesta en una butaca de terciopelo blanco situado en la esquina de la habitación, mientras un desesperado Jeremy buscaba la forma de pasar por su lado sin despertarle.

La escena no pudo evitar que me riera.

- No creo que se despierte -dije mientras miraba a Jack, que ni se había inmutado-. Pasa.

Mi amigo entró, más tranquilo al verme bien, y se sentó en el borde de la cama.

- ¿Estás bien?

- Sí... -suspiré- Sí.

- Bien, porque no sabía si iba a ser un buen momento para decirte esto. Bueno, dudé al hacer lo que hice, incluso. No sé si te hará ilusión o si me vas a lanzar esa lámpara -dijo señalando la mesilla de noche- a la cara, pero en cualquier caso... Espero haber hecho lo correcto.

- ¿Haber hecho qué? -dije levantando la ceja izquierda un poco más que la derecha.

- Mejor lo ves por ti misma.

Jeremy retrocedió de nuevo hacia la puerta, pero antes de salir, se dio la vuelta rápidamente y aclaró a toda velocidad:

- Que conste que he decidido hacerlo porque en su momento parecías muy ilusionada. Pero no sé, ahora tengo un mal presentimiento...

Sonreí de medio lado, intentado comprender algo de lo que estaba diciendo.

- No me odies.

Fue lo último que dijo antes de salir, haciendo una mueca.

Sentí sus pasos alejarse y me quedé mirando fijamente la puerta.

- Hola -dijo Jack estirando sus brazos mientras se aproximaba hacia mí.

- El bello durmiente se ha despertado -me acerqué a sus labios y deposité un pequeño beso en ellos.

- Oye, antes estaba pensando en... -entrelazó sus dedos con los míos- ¿Qué haremos cuando salgas? Bueno, primero debería preguntarte... ¿Qué se supone que somos?

- Eso es muy buena pregunta.

De nuevo, los pasos se oyeron a pocos metros de la habitación. Pero esta vez era más de una persona.

Llamaron a la puerta, y Jeremy se asomó. Pude ver como movía sus labios vocalizando un <<sorpresa>> sin que se oyera su voz.

Entonces, se apartó, y la puerta se abrió de par en par.

El alma se me cayó a los pies.

Me quedé inmóvil. Sólo me atreví a mirar a Jack con los ojos abiertos, casi saliéndose de mis cuencas. Él tenía la misma cara, sólo que no expresaba horror, ni preocupación, sino una felicidad inmensa.

Separó nuestros dedos y corrió a abrazar a aquel... Hombre. A aquella persona que sin quererlo ni saberlo había desatado un caos indomable en mí. Y creí que ya lo tenía controlado.

<<Claro que lo tienes controlado>>.

- ¡Chosen! -exclamó Jack.

- ¡No puede ser! -dijo él correspondiendo el abrazo de éste sin dejar de mirarme un solo segundo.

No pude hacer otra cosa que apartar mi mirada. Todo era demasiado raro. Al ver que no respondía, Jeremy se acercó disimuladamente.

- ¿No te hace ilusión? -susurró- De alguna manera... Lo sentí. Pero bueno, me agarré a la idea de que...

- No, no... Claro que me hace ilusión -mentí descaradamente-. Es que... Estoy un poco...

Carraspeé y forcé una sonrisa.

- Ya sabes. Por todo lo que ha pasado.

- Claro, lo entiendo -respondió-. Pero me alegro de que te anime un poco. Pero sobre todo -dijo con un tono más serio- me alegro de que estés bien.

Asentí y le abracé. Jeremy era como la versión masculina de Lucía; siempre se preocupaba por mí, de alguna u otra manera, y hacía lo posible y hasta lo imposible para hacerme feliz.

Lucía... Ella me ayudaría.

Claro...

Miré a Jeremy fijamente. Él seguía sonriente.

<< Quizás lo que necesitaba era eso. Lo que he necesitado todo este tiempo >>.

- _____...

Escuchar mi nombre de sus labios como hacía años que no lo escuchaba, me emocionó un poco. Demasiados recuerdos. Era todo lo que era Chosen. Parte de mis recuerdos. Mi presente en aquel momento era Jack. Pero mirarlos a los dos juntos removió algo en mí.

Estaba harta de los sentimientos indescifrables.

- Chosen... -susurré; esta vez era de carne y hueso.

Entonces una niña pequeña entró en la habitación, y algún ente invisible me clavó lentamente un cuchillo en la espalda mientras la miraba.

- Papá -dijo mirando a Chosen-, mamá dice que me quede contigo mientras ella va al baño.

- Claro, cielo -respondió.

Era igual que él.

- ¿Es tu hija? -preguntó Jack sonriendo.

Prefería no ver mi expresión en aquel momento. Debía de ser un auténtico poema.

- Sí, ella es Charly -dijo mirando a su pequeña con el amor más grande que podría expresar.

- Creo que nos tienes que poner al día -bromeó Jack.

El tiempo ha pasado. Para todos.

- Sí... Y vosotros a mí.

-🍑-

𝓒𝓸𝓷𝓭𝓮𝓷𝓪𝓭𝓸𝓼 ; 𝓙𝓪𝓬𝓴 𝓖𝓻𝓪𝔃𝓮𝓻 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora