O18 : Respuesta

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Avanzaba por la carretera todo lo rápido que mis pies me lo permitían, las luces de las farolas se difuminaban ante mi vista mientras daban tumbos junto al resto de las casas. Sólo podía ver un punto fijo; la persona que se acababa de poner de pie después de, probablemente, dejarme una carta en el recibidor.

De una zancada subí los dos pequeños escalones que había hasta mi porche y antes de que el individuo pudiese darse la vuelta, estiré mi brazo y de un tirón le giré, dejando sus ojos a la misma altura que los míos.

Nos miramos unos instantes en silencio sin hacer ni un gesto ni reaccionar de ninguna manera.

- ¿Sophia? -fue lo único que me salió de los labios.

Una mano fría recorrió mi antebrazo y después se unió a la mía entrelazado nuestros dedos. Se me había olvidado por un momento: Jack estaba allí. Él podía verla al igual que yo. No era un sueño o una alucinación. Era real.

- ____, sé lo que llevas preguntándote años -dijo con seguridad.

Sophia Lillis fue mi primera amiga en la prisión, luego llegó Jaeden, y estuve con ellos hasta que Wyatt me dijo lo de Noah, pero Sophia se fue mucho antes que yo. Pensé que habría rehecho su vida al salir de allí, y nunca me preocupé demasiado porque sabía ganarse la vida. Pero que ella fuera la chica de la carta no me lo esperaba, porque rompía todas las teorías que tenía hechas. Para empezar ¿qué hacía ella preocupándose por mí a estas alturas? Y además ¿cómo sabía que ya no estaba encarcelada, incluso dónde vivía? Pero, ¿qué respuestas traía consigo?

- Entremos -contesté apretando la mano de Jack.

Me costó meter la llave en la cerradura de la puerta; mis manos estaban resbaladizas por el sudor y temblorosas por el intenso momento. Finalmente abrí, y los tres cruzamos el recibidor -yo cogí la carta del suelo- y nos aproximamos al sofá del salón. Dejé que Jack y Sophia se sentarán, pero yo permanecí de pie.

- ¿Queréis beber algo? -pregunté.

Nadie respondió, así que tomé asiento.

- En ese caso... -dije dándole la palabra a la pelirroja.

- Bien, bueno. Creo que empezaré por el principio de mi nueva vida -hizo una pausa y tomó aire-. Cuando salí de la cárcel conseguí irme a Nueva York. Allí encontré un trabajo en una cafetería. No me pagaban mucho, pero lo suficiente para pagar mi alquiler y poder comer. Pues allí estaba yo, y después de muchos años, los caseros decidieron que volvían al piso y tuve que irme. Los precios de los otros apartamentos estaban disparatados, y como dije, no tenía un sueldo abuntante. Estaba en la calle, y no me quedó otra que quedarme en un hotel. Entonces, buscando por internet, vi que cerca de mi trabajo se alquilaba una habitación, y antes de que subieran el precio o alguien se la quedara, hablé con los dueños y me fui allí. Sin embargo, me advirtieron que tendría que compartirlo con otro chico, que tenía alquilada la otra habitación. No me importó, porque no pasaba apenas tiempo en casa. Hice mis maletas y cuando entré... Le vi -tragó saliva.

- ¿Quién era? -preguntó Jack.

- Era... -una lágrima se le escapó, pero rápidamente la limpió con el dorso de su mano- Era Finn.

Me dio un vuelco al corazón.

Quería empezar a hacer preguntas de todo tipo, pero de mi boca sólo salían sollozos.

- Cuando le vi también me reconoció. Se había cambiado el nombre, pero mantenía el apellido. Ahora supuestamente se llama James, pero obviamente yo le llamo Finn, sólo se lo cambió por la policía.

Claro, por eso Jeremy no lo había encontrado...

- Días después de eso, vi un anuncio de tu inmobiliaria. Por eso di contigo. Finn y yo te seguimos, desde el día en que le pediste a tu amigo que feura a ver a Wyatt. Finn me pidió que no te dijera nada, porque parecías feliz con tu nueva vida, y pensaba hacerlo, pero entonces escuché como le pedías algo desesperadamente, y como estabas hablando muy alto pude oír el nombre de Finn. Tenía que contarte la verdad, tenías que saber que estaba bien.

- ¿D-Dónde está él ahora? -susurré.

- Fuera.

-🍑-

𝓒𝓸𝓷𝓭𝓮𝓷𝓪𝓭𝓸𝓼 ; 𝓙𝓪𝓬𝓴 𝓖𝓻𝓪𝔃𝓮𝓻 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora