✾ Su manera de respingar la nariz, morderse los labios, insultarlo, sonrojarse, de quererlo matar, besar, bofetearlo, abrazarlo, el volverlo contra él mismo, le encanta.
A HoSeok le fascina volver loco a ese lindo inspector.
❦. Por HopeXium.
❦. Homi...
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Sentado sobre la -un poco- incómoda silla, inclina su espalda en el respaldo buscando comodidad, solemne bebe café de la taza completamente blanca, sin alguna frase o imagen impresa. Un sorbo es suficiente, con lentitud se da la oportunidad de pasar el líquido sobre su garganta, sintiendo la alta temperatura, un cuarto de cuchara de azúcar y una pequeña cantidad de canela, como le encanta que esté preparado.
— Lo hallaron en una zanja para coladera no terminada, no se han detectado lesiones, más allá de rasguños como de hace dos días provocados seguro por su gato que hemos descubierto que vivía con él en su departamento desde hace unos años, se debe suponer que sin daños previos no hubo resistencia o que fue sorprendido. No se encuentra la relación entre asesino-víctima, no hay cámaras de seguridad, una tienda de veinticuatro horas cerca de ahí tiene instalada una fuera del local, pero el dueño confesó que la colocó de embuste para distracción, que ni pilas trae — el policía calla unos segundos al ver la reacción del otro presente en la sala.
El inspector esboza una ligera sonrisa que se puede interpretar de gracia, pero no lo es. Busca paciencia tomando nuevamente de su café que a comprado en una tienda cerca del departamento de policía, no sabe exquisito pero para el precio está excelente ese café, además que es uno de los pocos lugares donde aceptan preparar el café con las particularidades que exige. Se encargó de vaciar del vaso desechable donde le entregaron el líquido solicitado a la taza blanca, ¿Por qué? Por fastidiar.
— ¿Es todo? — su mirada seria y con desagrado para nada discreta le da un toque arrogante.
— No. — traga saliva y continúa: — Le dispararon un total de cinco veces, se ha calculado que la distancia fue a máximo dos metros, el homicida apuntó dos al corazón, una a la pierna izquierda, una más al brazo derecho y la última a la cabeza, un detective ha concluido que se han utilizado dos armas diferentes ya que... — el "Jooodeeeeer" barrido del inspector hace que el policía deje de relatar la situación.
— ¿Cuántas veces debemos decir esto? — inhala profundo una vez para no explotar — Nosotros sólo aceptamos casos de verdad, no de algún imbécil que decidió escapar de casa, comprarse un arma barata, y experimentar qué se siente matar a alguien para después arrepentirse porque no quiere ir a la cárcel. O de cualquier otro pendejo que comete delitos de menor grado, u otro idiota que busca ser como algún personaje de alguna serie de narco.
Así es, prepotente, directo y explosivo.
— ¡No carajo! Nuestro trabajo es hallar a esos psicópatas que definitivamente arderán en el infierno de lo enfermo que están, hasta el mismo satán pensarían que son de otro mundo — sostiene la carpeta de "Evidencias" y lo levanta frente al rostro del policía — Esto, es una ofensa para nosotros. Y no es que sean personas menos importantes, porque al final no dejan de ser asesinos, pero para eso están detectives que resuelven casos tan fáciles como este.
Termina por arrojarle la carpeta en la cara. Que no es su culpa ser así, está harto de soportar que lleguen con casos que a media hora podría resolver, sino es que en menos tiempo. No pueden darse el lujo de desperdiciar su tiempo en "homicidas" estúpidos, no cuando el verdadero crimen son en aquellos que son en series, que tienen y actúan como perturbados mentales, como si hubieran nacido para ser una asquerosa y repugnante escoria.
