Jungkook sacó del congelador un racimo de moras y se dispuso a licuarlas para hacer un batido, en la cocina de su departamento. El problema se hizo cuando las pequeñas frutillas se atascaron en las cuchillas del aparato por estar demasiado congeladas, así que la apagó con la sombra de un mohín en su boca y metió dos de sus dedos para lograr que las frutas se safaran.
Gruñó cuando se cortó por accidente en el dedo índice.
Su reacción fue rápida al sentir aquella invasión a su carne: apartó su mano y maldijo por lo bajo mientras iba hacia el grifo de la cocina para dejar que el agua cayera por su dedo, limpiando la sangre que comenzaba a acumularse. Exhaló con fuerza, aminorando su dolor y viendo la sangre irse. Sin embargo, la herida continuó inundándose, así que optó por alcanzar una toalla de papel y se enrolló el dedo en ella.
Cerró el grifo y apretó su dedo entre la toalla, sintiendo el común e insoportable ardor apoderarse de la piel herida, haciendo presión para que dejara de sangrar. La pequeña tela de papel se tiñó de carmín.
—¡Jungkookie, estoy en casa! —escuchó gritar al castaño, Kim Taehyung, desde la entrada. Dentro suyo fuertes alarmas se encendieron. Oh, no.
No tardó en entrar en pánico, con su cabeza comenzando a viajar a toda velocidad. Las moras descongeladas en el agua dentro de la licuadora se habían tornado rojas, y la cortada en su dedo creaban el perfecto detonante para el muchacho, así que se apuró en deshacerse de la licuadora y de envolver con más fuerza su dedo.
—E-Espera TaeTae. —pidió en voz alta, tenso de golpe.
—¿Estás en la cocina? —le oyó preguntar a lo lejos.
—No vengas, espérame allí. —exclamó con fuerza, moviéndose con torpeza, intentando limpiar.
—¿Está todo bien? —preguntó Taehyung con un ligero deje de diversión, entrando a la habitación en el momento que Jungkook tiró la licuadora con su contenido al lavaplatos—. ¿Qué desastre hiciste ahora- Oh.
Jungkook lo miró, impasible, ocultando su dedo bajo la isla de mármol que los separaba, pero no con tanta rapidez como la que quiso.
Taehyung miró el desastre antes de mirarlo a él, con un brillo perplejo en sus orbes. Las alarmas dentro de Jungkook chillaron con más fuerza.
—Vuelve a la sala, Tae. —espetó, con cautela. Ahora serio y alerta por el cambio del semblante del castaño, que volvió a mirar hacia su dedo sangrante y mal oculto bajo la mesa. Se desesperó al ver al niño tan quieto y anonadado—. Taehyung, por favor-
—Te lastimaste. —musitó Taehyung, en un hilo de voz, perdiendo el color de su carita bajo la sombra de sus rulitos. Interrumpiéndolo, a penas digiriendo lo que sucedía.
La habitación se quedó en silencio cuando Jungkook, con su mandíbula apretada, asintió con la cabeza.
Entonces el pequeño, por fin reaccionando, no tardó en salir de la cocina sintiendo la bilis subirle por la garganta. Sus pasos fueron inestables y torpes. Se sentó en el sofá-cama de la sala cuando por fin lo alcanzó, y apretó con fuerza las manos en su regazo.
Cerró y apretó sus ojos, con miles de cosas pasando por su cabeza. Cosas que hicieron a su pobre corazón ir rápido y ponerlo más que nervioso.
Inhaló profundo en un intento de calmarse.
No es algo de qué preocuparse, pensó, no vi nada, y Jungkook está bien. Jungkook está bien, ¿no?
Múltilples imágenes y posibles situaciones lo hicieron recortar con brusquedad su aliento. Estaba bien. Estaba bien. Estaba bien. Estaba bien.
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Dedal «KookTae» ©
FanfictionTaehyung ama a su mejor amigo Jungkook. Jungkook ama a Taehyung como su mejor amigo. «drama» «smut» Historia ganadora de los TAEKOOK AWARDS 2019 en la categoría de NOMINADOS. Obra original. © Portada hecha por @xnlyfck. Está completamente prohibida...