Un músculo palpitó en la mandíbula de Jeon Jungkook mientras intentaba comer. La mesa vacía de la cafetería universitaria tembló cuando, por mover frenéticamente la pierna derecha la golpeó con la rodilla. Aquel día, no supo como ponerse un filtro bonito para ocultar su ánimo de perros. Tampoco quería intentarlo.
El pelinegro atacó su ensalada con sus palillos de madera, y por la fuerza con la que lo impulsó, provocó que se quebraran. Suspiró, irritándose hasta los cimientos, y tiró sin amabilidad los utensilios contra la mesa, para después apartar su comida y apoyar los codos para sostenerse un momento la frente, en la urgencia de calmarse. Ni siquiera tenía hambre, solo sabía que debía comer solo para no indisponerse luego. Taehyung siempre se lo decía, siempre le advertía lo importante que era alimentarse bien, pero su ánimo lo estaba volviendo imposible.
Se rascó los ojos con fuerza y miró la hora desde el móvil. Aún faltaban unos veinte minutos para su clase, y unos cuarenta para que la del pequeño castaño finalizara. Los martes no almorzaban juntos, y aunque estaba acostumbrado, su mal genio estaba haciendo todo más grande y frustrante. La rabia había estado hirviendo en la boca de su estómago desde el domingo, provocando así que todo juicio de valor y pensamiento racional se le volviera corrupto.
Estaba cabreado, mucho más que cabreado por la actitud insolente de su mejor amigo, que había decidido mantenerlo lejos del asunto de aquel nuevo hombre presente en su vida. El almuerzo el domingo lo había dejado demasiado inquieto como para calmarse. El pequeño no quería que él conociera al famoso tipo. No quiso presentarlo. No quiso darle detalles. ¿Cuál había sido la razón? «No era nada serio hasta el momento» Jungkook quería gritar. ¿De verdad? ¿Que no era serio? Aunque Jungkook se follara una chica cada fin de semana, sabía que en lo que refería al pequeño, el haberlo hecho con alguien ya era un paso gigante, ¡y muy serio!, recordaba incluso aquella ocasión en la que el niño tampoco había querido hablar sobre sus experiencias sexuales. Ahora todo cobraba sentido con esta otra parte de la historia, ¿qué era? ¿Por qué no se lo decía? ¿Ya no confiaba en él? ¿Por qué era tan difícil compartirlo? El ser ajeno a lo que ocurría y ser completamente consciente de ello se lo estaba carcomiendo por dentro.
Él quería... Él de alguna forma necesitaba saber del tipo. Tenía que conocerlo, tenía que encontrar la forma de saber quién era. Porque cualquier hombre idiota no estaría con su pequeño, y cada una de sus rabietas anteriores estaba de acuerdo. Nadie era lo suficiente confiable, nadie era lo suficientemente bueno. Nadie.
Solo él podía cuidar de Taehyung. Solo había sido él la presencia constante todos estos años, solo había sido él el que lo había visto caer y ayudado a levantarse.
¿Y ahora llegaba este tipo para arrebatarle al niño?
Totalmente injusto y patético.
¿El sexo realmente habría consumido los sesos de Taehyung y ahora iba a reemplazarlo?
No, eso no podía pasar.
Por eso tenía que conocer al hombre, maldición.
Salió de su trance cuando Min Yoongi se sentó frente a él, con una cajita de leche de fresas en sus manos.
—Hey, Jungk...
Yoongi detuvo sus acciones cuando el pelinegro alzó la vista, y aunque no quisiera admitirlo en voz alta, la fría, turbia y oscura mirada que recibió de Jeon Jungkook en definitiva sobresaltó su corazón. Subió la mirada hasta su frente, donde se brotaba una vena, y luego la bajó para detallar el temblor de su mandíbula tensa. Soltó el aliento que no sabía que retenía, dejando la cajita en la mesa, y se removió bajo aquella mirada asesina.
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Dedal «KookTae» ©
FanfictionTaehyung ama a su mejor amigo Jungkook. Jungkook ama a Taehyung como su mejor amigo. «drama» «smut» Historia ganadora de los TAEKOOK AWARDS 2019 en la categoría de NOMINADOS. Obra original. © Portada hecha por @xnlyfck. Está completamente prohibida...