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Los días siguientes a ese no transcurrieron mejor a ojos de Jungkook, que a media semana no lograba obtener ni un grado decente de concentración en sus clases de Contratación Estatal.

Había elegido estudiar Derecho, porque para personas propensas a la prepotencia como él, aquella carrera saciaba su impulsiva reacción al debate y a la defensa de sus principios . O eso quería y aspiraba, ya que sabía que en algún momento de su trabajo tendría que lidiar con casos con los que no estuviera particularmente de acuerdo, pero no se concentraba en eso; al menos podía permitirse estudiar algo a su gusto y huirle al negocio de su familia, que consistía en una pequeña y acogedora florería que había perdurado y sido suficiente para no pasar hambre y tener un techo sobre su cabeza. Sus padres en algún punto de la preparatoria le comentaron la idea de que él heredara la tienda, a lo que se negó rotundamente. Respetaba y toleraba el trabajo de sus padres, pero no quería vivir de las flores. Sí hablábamos de gustos, al chico no le gustaban las flores, el polen le causaba alergia, y detestaba las espinas con las que tanto se lastimó estando pequeño.

No se veía a sí mismo con la nariz roja y las manos lastimadas todo el tiempo, así que prefería dejar que la fama de la tienda de extinguiera a su paso al pasar de los años. Y bueno, se había esforzado mucho en sus ocho semestres como para echarlo a perder.

Así que se irguió en su asiento y se pasó las manos por el rostro para intentar despertarse, obteniendo como resultado un ardor y pesadez en los ojos que no lo hizo sentir mucho mejor.

Su maestra hablaba, pero el sonido era lejano y opacado por el hambre que jugaba en la boca de su estómago. Esa mujer era quizás la única maestra que no se había sumado al paro colectivo de la facultad —siendo todo un fastidio a ojos de Jungkook, y todo el cuerpo estudiantil— cuya intención buscaba que la facultad tuviera una infraestructura propia y no compartiera el edifico con la facultad de ingeniería industrial, ya que año tras año la universidad recibía más estudiantes y el espacio se estaba reduciendo; hecho que fue ignorado de forma irónica por el director del campus, que ahora se había ganado la inactividad de una gran parte de la universidad por su negligencia. Pero eso, al parecer, no le importaba a la maestra Jihyun, que no perdía ni un segundo para dictar su cátedra, haciendo salir a los estudiantes de las actividades lúdicas del paro colectivo nada más para asistir a su clase, que determinaba un gran porcentaje de créditos para la nota final. Bruja.

El tiempo pasó lento, eterno, hasta que la Señorita Jihyun dio las conclusiones, y dejó al grupo salir, llamando la atención de Jungkook cuando este estaba a punto de salir del aula.

—Joven, se le ha caído una hoja de papel. —le dijo ella, con su tono firme usual, pero los ojos extrañamente brillosos. El pelinegro se volvió, con su ceja enarcada, y observó el pequeño papel amarillo que yacía en el suelo. Entonces se desconcertó, ya que él había guardado su cuaderno en la mochila y no tenía hojas amarillas. Pero de igual forma, se agachó a recogerlo, pensando que quizás era de alguien más. Al salir podría preguntar.

Sin embargo, sus conjeturas cesaron cuando la maestra, al él incorporarse, le miró con una pequeña sonrisa ladeada. Jungkook se mordió el interior de la mejilla, con un peso haciéndose en su estómago queriendo entender la situación. ¿Qué hacía la bruja sonriéndole?

—¿Señorita Jihyun?

—Por si algún día deseas jugar con seriedad, solo consérvelo. —exclamó la pelirroja, pasando a mordisquear su labio inferior que palideció por la presión. Jungkook parpadeó varias veces asimilando sus palabras, y solo alzó la ceja, sintiendo un sentimiento juguetón y sucio extenderse por sus extremidades. Tenían que estar jodidamente bromeando. ¿La bruja? ¿Coqueteando?

Quizás no era tan bruja después de todo... 

No estaba mal. No estaba para nada mal que la maestra de la materia que más sueño le causaba estuviera ahora interesada y le hubiera dado su número. Una más era perfecta, para su lista de logros. Su semestre iba a salvarse fácilmente. 

Dedal «KookTae» ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora