PÁLIDA y tensa, Kelda no reprimió una mirada de reproche a su madre.
—Veo que no has perdido el tiempo —comentó.
—Es lógico que tu madre confíe en mí —interpuso Carrie, molesto—. Soy su esposo y tu padrastro. ¿Es cierto? ¿Estás esperando un hijo?
—Mamá, ¿cómo has podido hacerme esto? —murmuró Anastasia, avergonzada.
—Saldremos de luna de miel y no quiero dejarte sola —manifestó Carla—. Sólo le he pedido consejo.
—Siempre fuiste tan... vulnerable —musitó Carrie, entre dientes.
—¡No es de tu incumbencia! —estalló la chica. Ya no era una niña.
—¿Pero sí de Christian? —los ojos astutos de su padrastro la miraron con insistencia.
—¿Qué tiene esto que ver con Christian? —preguntó la señora, con evidente sorpresa.
—¿No crees que Christian sería preferible a un extraño que conoció en una fiesta? — Carrie sacó la billetera y extrajo un recorte de periódico que entregó a su esposa.
—¿Qué es eso? —exigió saber la joven al borde de la histeria.
—¿Cuándo tomaron esta foto? —preguntó Carla asombrada—. ¿Por qué no me lo fijiste? Soy tu madre.
—Fue tomada en Pisa hace unas seis semanas. El edificio del fondo es el del aeropuerto — manifestó Carrie—. Fue publicada en un periódico italiano y alguien me la envió hace algunas semanas. No quería alterarte, cara.
Anastasia arrebató el recorte de las manos de su madre. Era una foto de ellos besándose en el aeropuerto. Christian era fácilmente distinguible, ella no tanto a los ojos de quien no la conociera bien.
—Estuvisteis juntos en Italia —declaró Carrie, entre dientes.
—¿Quieres decir que los dos fingieron... que nos engañaron? ¿Por qué? — Carla estaba horrorizada.
—Dado que tu hija parece haber perdido la voz tendré que depender de Christian para obtener respuestas...
—¡No, por favor! —suplicó la chica—. No es de Christian... Quiero decir... No, no lo es...— estupefacta por el descubrimiento de Carrie, Anastasia no podía pensar ni expresarse con coherencia.
—¿No? —su padrastro la observaba atento—. Estuviste sola con Christian... ¿tres días? Yo no os dejaría solos ni una hora.
—¡Carrie! —le reprochó Carla.
—Christian ha deseado a tu hija desde que la conoció —insistió él con frialdad—, y a juzgar por cierto incidente hace seis años, Anastasia no...
—¡No es hijo de Christian! —exclamó la joven antes de sollozar, cubriéndose el rostro con las manos.
—Entonces, no puede importarte que hable con él —persistió Carrie
Anastasia bajó del coche y corrió hacia la casa donde había vivido tantos años. Sin contestar el saludo amable del ama de llaves, fue a encerarse en un baño. Cuando volvió a hacer acto de presencia, los invitados estaban instalándose en el salón de baile donde se serviría el banquete de recepción. Jamás se alegró más de estar entre tanta gente, si bien su ánimo decayó al tener que sentarse en la mesa principal a corta distancia de Christian y de Gretchen.
La velada pasó entre brumas para ella. Carrie la había destrozado. Nunca se había dado cuenta del parecido que había entre padre e hijo. Su padrastro jamás se había mostrado así con ella. Quería retirarse después del banquete, pero tenía que permanecer allí. Cuando empezó el baile, varios fueron a invitarla y tuvo que aceptar para cubrir las apariencias. Su miraba evadía la de Christian y la de Gretchen cada vez que se encontraba con ellos. Cuando de pronto Christian intercambió parejas a la mitad de una pieza, Anastasia no estaba preparada para el enfrentamiento. Se tensó al instante y una mano firme a su espalda la acercó a el.
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Ángel de oscuridad (adaptación FSOG)
FanfictionEsta historia no me pertenece es solo una adaptación con los personajes de FSOG. Anastasia siempre había odiado a Christian, su hermanastro, de la misma forma en que él la odiaba a ella. Por eso no podía admitir que él volviera a Inmiscuirse en su...