capitulo 8

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HE pasado la semana muerta de risa siguiendo la vida de la pobre de Leila Hady con su adorado e incomprendido Jack—comentó kate entre risas—. ¡Llegó hasta el extremo de llevar a una de sus mujeres a comer a su casa e hizo pasar a su esposa por su hermana!

—Leila Hady es una tonta. Se merece lo que le pasa —agregó alguien más—. Yo lo habría dejado hace mucho y no permitiría que un hombre me tratara de esa manera.

—Tiene dos hijos pequeños y Jack nunca le dio mucho dinero —declaró Anastasia, muy quedo—. Acababa de cumplir dieciocho años cuando se casó con él. Nunca tuvo que trabajar. Comprendo cómo debe sentirse...

—¿Cómo puedes sentir lástima por ella después de lo que Jack te hizo? —indagó Kate, asombrada.

—Yo también le he hecho mucho daño —señaló Anastasia

—Ella fue la primera en reconocer que lo dejaste en el momento en que te enteraste que era casado...

—Y eso limpió tu nombre después de toda la basura que se publicó de ti —aportó Eliot— . En cambio, las otras... Las calles están atestadas de mujeres ruborizadas esta semana.

Sus compañero s de mesa siguieron comentando la historia que Leila Hady decidió vender a una revista cuando Danny la abandonó, llevándose a sus hijos y a la atractiva niñera a Nueva York.

—¿Te sientes bien? —le preguntó Kate, preocupada al verla ponerse de pie, muy pálida.

—Tengo que ir al baño de nuevo —informó Anastasia con una sonrisa tensa. Se sentía mal y tenía un dolor en el vientre. No era la primera vez que eso sucedía. A veces el dolor era pasajero, pero en otras era bastante molesto. Iba a ir al médico, pero estaba casi segura de qué era lo que padecía. El manual del embarazo que había comprado hablaba de un dolor producido por la distensión natura de los ligamentos del útero y decía que no era nada de qué preocuparse. Iría al médico, se prometió. Sólo para estar segura.

Al mirar su imagen ante el espejo del baño, hizo una mueca. El vestido holgado ocultas su vientre abultado, pero aun así se sentía tan gorda como una ballena. Sus siete meses de embarazo eran toda una carga, se dijo, maliciosa. Se había mantenido tan ocupada, que el tiempo había pasado volando, pero en ocasiones como esa, en compañía de amigos, algo más que el cansancio la abrumaba. Era una combinación de soledad, autocompasión y vacío y se despreciaba por su debilidad. Después de todo, era muy afortunada, no estaba sola, excepto por la falta de un hombre en su vida que le diera apoyo.

Carrie y Carla la llamaban por teléfono casi todos los días, o se presentaban en su casa, haciendo fallar la profecía de Christian de que pasarían la mayor parte del tiempo viajando. Ethan la visitaba con regularidad llevando cada vez un muñeco de peluche más para una colección ya numerosa. Y lo mejor de todo, Eliot y Kate regresaron a Londres para establecer su propia agencia de modelos y se casarían al día siguiente. Por eso Anastasia estaba decidida a no aguarles la fiesta.

Sus amigos fueron maravillosos con ella. Cuando tuvo que dejar de hacer pases e modelos por las dimensiones de su vientre, Eliot y Kate le ofrecieron empleo. Kate tenía tal demanda en la profesión, que tenía poco tiempo para ayudar a Eliot en la administración de la agencia. Y él también salía con frecuencia, de modo que Anastasia les venía como anillo al dedo para encargarse de las labores de oficina. No era rica, pero tampoco tenía deudas. Logró trabajar el tiempo suficiente para liquidar sus compromisos y redujo su tren de vida. Se tocó el vientre en un gesto protector instintivo. Los años venideros serían difíciles. Kate discutía molesta con Eliot cuando Anastasia regresó a la mesa y se produjo un silencio pesado.

Ángel de oscuridad (adaptación FSOG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora