capitulo 9

726 59 9
                                    


HUMILLADA, Anastasia estaba atrapada entre la furia y la incredulidad, pero se aferraba a cada una de sus palabras.

—¿De verdad quieres saber lo que pienso?

—Supongo que esto es una sorpresa para ti, así que te dejaré sola para que lo pienses — declaró Christian con una sonrisa arrogante.

La chica tomó un florero cerca de ella y se lo arrojó.

—¡Llévate tus flores, tus malditas prioridades, tu proposición y lárgate! —le gritó—. No quise ser tu amante y quiero menos ser tu esposa. Así me lo pidieras de rodillas durante veinte años, no te aceptaría... ve a pedírselo a una de tus tantas admiradoras, por ejemplo a Gretchen...

—Regresaré esta noche —anunció él, tranquilo.

—¡Lárgate de aquí y no te atrevas a regresar!

Sollozando, Anastasia estaba recogiendo las flores de rodillas cuando la enfermera regresó. Estaba dolida y eso sólo la enfureció más.

—¡Señora Steele! ¿Qué hace fuera de la cama?

—¡No vuelvan a permitir que ese hombre regrese aquí! —pidió la chica y aceptó la ayuda para regresar a la cama—. ¡Lo odio!

—¿Es por algo que ha dicho?

—Sí... no... ¡oh, no lo sé! —la joven se derrumbó, agotada por su pérdida de control.

—No lo habrá dicho en serio —replicó la enfermera con timidez—. Mi compañera me comentó que pasó la mitad de la noche rezando en la capilla. Con seguridad rezaba por usted.

¿Christian rezando? Anastasia no podía creerlo. Recibió una propuesta de matrimonio y una promesa de divorcio al mismo tiempo. Aun cuando no tenía intenciones de casarse con él, la segunda parte del ofrecimiento le dolía. ¿Qué importaba si el bebé llevaba su nombre o no? ¿Por qué tenía que tener en cuenta la felicidad de los demás cuando ella era tan desgraciada? Y la sugerencia de hacer pasar a sus padres por la amargura de la farsa de un matrimonio que se disolvería meses después era ridícula. Ella quería ser abierta y sincera. No más engaños. ¿Cómo se atrevía Christian a pensar.que lo aceptaría? ¡Jamás!

Él regresó después como si nada hubiera ocurrido. Anastasia no podía creerlo. Ahora vestía ropa informal y estaba tan devastador como siempre. La excitación la quemaba hasta la punta de los dedos y le aceleraba el pulso. Contuvo el aliento para controlarse.

—Este mediodía te ofrecí el matrimonio que creí sería el único que tú aceptarías —señaló él con frialdad—. Sé cuáles son tus sentimientos por mí.

—¿Ah, sí? —la chica pasó una mano temblorosa por su melena castaña.

—¿Por qué no me dijiste que Eliot Seadon iba a casarse con tu mejor amiga? —preguntó Christian sin advertencia previa.

—¿Me habrías creído? —lo desafió ella.

—No creo que ese sea el motivo de que lo callaras —insistió él—. Me parece que te sentiste acorralada y él fue tu excusa cuando yo salté a conclusiones equivocadas.

—No necesitaba excusas. No tenía la importancia suficiente como para tener que dar explicaciones.

—¿No te importaba lo que yo pensara? —un músculo saltó en la mejilla masculina

—No era diferente a lo que siempre pensaste de mí.

—pero a ti no parece importarte que te juzgue mal... ¡De hecho, parece agradarte!

Ángel de oscuridad (adaptación FSOG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora