Llegó el gran día! Le dije a mi hijo que le prepare algo, se veía su rostro emocionado y creo que el mío más, pasaron horas y ya era la hora. Le vende los ojos lo lleve a la habitación, veía una sonrisa en su rostro, veía sus labios y me excitaba solo mirarlo, lo senté en la cama, me desnude por completo, tome sus manos y los puse en mis pechos, el no dijo nada, supuse que le gusto así que me acerque más y sentía como su respiración se aceleraba pero no quitaba sus manos de mis pechos, al contrario los llevo a su hermosa boca, los empezó a lamiar con tanta desesperación que se quitó la venda de los ojos, se paró y se bajó el pantalón, tenía el pene erecto, me tomo del cabello y me hizo que le mamara el pene, sabía tan rico, luego me tiró a la cama, y empezó a lamiar el clítoris, me excite tanto que me vine en su cara, el solo sonrió me penetro, yo gritaba mientras el me decía al oído "siempre tuve ganas de ti madre", lo hicimos una y otra vez esa misma noche, nadie me había hecho sentir tan mujer como lo había hecho mi hijo, desde entonces así ha sido, en el baño, en la cocina y en la sala. No podemos estar sin uno del otro, mi amor de Madre pudo más que cualquier cosa, éramos uno solo, ahora el tiene 20 años y yo 37 y somos tan felices compartiendo este amor.
