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Vineva

es tan pequeña

que en mis manos

sobra espacio,

así que la acerco

más a mi pecho

con cuidado (con ternura, con amor...)

y

sus deditos parecen

querer tocar uno de los míos,

y son tan suaves

que no quiero que

deje de hacerlo

por ahora (por después, por mañana...)

me pregunto cuánto

tardará en ver con sus

propios ojos inocentes

que a partir de hoy

su vida es un lienzo en blanco

del que solo ella es libre de dibujar a su antojo

1995Donde viven las historias. Descúbrelo ahora