iv. alive and kicking

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capítulo cuatro: vivo y pateando

capítulo cuatro: vivo y pateando

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Las escaleras bajó. 

El bullicio dentro del recinto fue lo que atrajo su atención. Las pisadas de lobo marcadas en sangre fueron la que le dieron la confirmación de porque era tanto ruido, alguien había salido de caza, de nuevo. Alexandra tomó una inhalación para cuando se dirigió hasta el comedor en donde podía escuchar la conversación que se llevaba acabo. Empero, cuando se adentró pudo ver como el silencio se apoderó de ambos seres. Ella alternó la mirada con los presentes.

—¿Interrumpí algo? —cuestionó. Bajo el umbral de la puerta se encontraba cuando observó al mayor de los Mikaelson mirar a su hermano a la espera de que este le contestara. Lo que le hizo sentir a la mujer que había algo que decir.

—Nada de lo que no me este ocupando. —contestó. La respuesta había sido para la mujer pero también para el noble. Este tenía la mano sobre una de las sillas diagonales al Original para cuando bajó la mirada a medida de que movía su cabeza en negación. Alexandra tomó una inhalación, seguido se aproximo hasta la mesa dejando el anillo de piedra oscura sobre la misma.

—Solo venía a devolver esto. Elijah me lo entregó anoche, es el último que queda. —prosiguió. Era lo que tenía intenciones de hacer desde el segundo en que todo termino, más no había tenido la oportunidad. Niklaus miró a su hermano con las cejas levemente alzadas, eso explicaba con lo que se refería el honorable al hecho de que él se encargaba de la transformación de la mujer. El noble dio unos pasos hasta quedar a unas dos sillas de ella, terminó asintiendo.

—¿Lista para irte de este infierno? —cuestionó. Niklaus fue quién abrió sus labios, Alexandra no le quitó la mirada de encima —. Porque ya tus servicios no son necesitados acá. —respondió. Elijah cerró los ojos, su hermano quería comportarse como un caso perdido lo cual estaba logrando a la perfección. La mujer lobo tensó la mandíbula.

—No —zanjó. Había sido precisa, ni se detuvo a pensarlo, ni titubeó —. La misma respuesta a Hayley, se las extiendo a ustedes —Alternó la mirada con ambos hermanos —. Los Crescents están en problemas, no me iré hasta que recuperen su posición.

—¿Cómo reyes del Barrio Francés? —burló su cuestionamiento. Alexandra tenía un rostro serio —. Sabes bien a quien le pertenece ese lugar, no sé si te has dado cuenta. —expuso. Seguido junto sus manos sobre el aire mientras sus codos estaban apoyados en los posa brazos de la silla en la que se hallaba. Desde ahí tenía un aire de poderoso, más era solo eso, un aire.

—Por lo que he escuchado. La ciudad no tiene rey —manifestó —. Aunque en estos tiempos, quizás necesite de una reina. —agregó. Finalmente se dio la vuelta saliendo de la habitación. No tenía más nada que decir por lo que era mejor salir de aquel lugar antes de que el ambiente se pusiera peor de lo que ya era. Niklaus no apartó la vista de donde había salido la mujer lobo, una sonrisa quiso salir de sus labios más no se lo permitió. Ella era fuerte, eso era lo que importaba, lo que necesitaba.

² 𝐖𝐈𝐂𝐊𝐄𝐃 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 | Klaus Mikaelson ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora