xxiv. ashes to ashes

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capítulo veinticuatro: cenizas a cenizas

capítulo veinticuatro: cenizas a cenizas

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El viento fuerte de aquella mañana movía con brusquedad los mechones rubios de la cabeza de Rebekah Mikaelson. A pesar que el clima ya no estaba bajo el control de ningún hechizo, nadie podía dudar que era parte del sentimiento que la mayoría compartía. Era agresivo, frío y lleno de un resentimiento absoluto. Elijah era uno de los que más mostraba estos sentimientos, a pesar de permanecer en un estado constante de silencio. Rebekah sabía que su hermano, en ese momento, estaba en su calvario mental.

No siendo para menos, puesto que, ahora estaban terminando de cumplir uno de los requisitos que el plan de Niklaus —el cual había formado por su cuenta— requería. A pesar de estar en contra, bajo su mejor juicio, no había nada más que hacer que completar lo pedido. Sin embargo, eso no les quitaba espacio para pensar y hasta especular; Rebekah lo hacía, después de cada acción de Niklaus cometida la noche anterior, ahora no le cabía una menor duda de que les había llegado el fin. La familia que desesperadamente Elijah buscó que Klaus apreciara, ahora se hallaba en ruinas, y no solo por el hecho de las conspiraciones entre ellos.

Hayley y Alexandra eran las que habían pagado el precio más alto.

Fue entonces cuando Elijah comprendió, que sin importar cuanto él quisiera que su hermano se redimiera, las acciones terribles del mismo siempre lo condenarían. La noche anterior fue la realización de ello, cuando la pelea suscitada junto a las vidas sacrificadas, llevó a que algo se quebrara en su relación. Rebekah lo sabía, por primera vez en su vida, Niklaus no tenía abogacía ante sus acciones.

—Oh, ¿no es encantador? —el sarcasmo pronto brotó de ella. De alguna forma tenía que soltar la rabia que la carcomía por dentro —. Aire fresco, los pájaros cantando en los árboles... —miró a los alrededores mientras Elijah se encargaba de hacerse con el ataúd de Esther trayéndolo hasta la parte de arriba —. El día perfecto para desenterrar el cadáver de nuestra querida madre.

Con la lata de gasolina que mantenía en su mano izquierda, Elijah comenzó a verter el líquido sobre el ataúd que contenía los restos de Esther. —Un día perfecto para llevar a cabo la tarea de un lunático.

—¿Cómo es que dicen? —se hizo la pensativa mientras se hallaba apoyada de la pala que contenía entre sus manos —«¿Un loco a menudo dice la verdad?» —recitó el popular dicho, el cual en aquel momento quizás tenía más veracidad que nunca, a pesar de que ellos no aprobaban lo hecho —. No puedo evitar pensar que deberíamos estar aprovechando esta oportunidad para regresar a Kol y no a ella. —señaló con molestia evidente.

—Hablas como si fuera una conclusión obvia —respondió con desgano, seguido la lata de gasolina lanzó sobre la tumba después de haber vertido todo su contenido sobre el cajón de madera. La ira de Elijah era silenciosa, la peor de todas —. No olvidemos que todavía tenemos que engañar a Davina Claire. Entonces, ¿quizás robemos una página del libro de Niklaus? Podría ayudarnos si no tiene idea de que lo está haciendo.

² 𝐖𝐈𝐂𝐊𝐄𝐃 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 | Klaus Mikaelson ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora