Desahogo del alma

9.

Y mi piel se erizó al verte llegar, largos e inesperados días habian pasado y ya no quería seguir esperando más.

Mis latidos aumentarón y los nervios a mi cuerpo llegarón.

—¿Que tienes?—

Nervios, miedo, euforia, sentia adrenalina pura recorriendo mi cuerpo, no podia controlarme el me estaba controlando a mi.

—Estas nervioso—

La mejor frase ante una mente deseosa de placer, sintiendo el miedo, detectandolo hasta en los poros de tu cuerpo de tu propia piel.

Fuertes brazos, hicierón contacto con una piel ardiente.

Delicados labios danzarón al compás de los latidos de ambos corazones.

Respiraciones encontradas, sensaciones.

Cosquilleo en todo el cuerpo, caricias recorriendolo.

Y sentimos nuestra piel tan cálida tan deseosa.

Los encuentros con nuestros labios se intensificaban más, tu energía sobrepasaba todos los limites de la pasión.

Desesperante momento, tu presencia con la mia, la sombra de tu bello perfil era lo único que pudieron ver mis ojos.

Ya no puedo respirar, tu piel esta  humedecida en sudor.

Tus labios topan los mios por ultima vez y entrelazas tus dedos con los míos.

—Ocurre—

Estallamos los dos al mismo tiempo, la temperatura aumenta, estamos fuera de este mundo, fuera de control.

Somos dos corazones latiendo en un mismo cuerpo, estamos sintiendo fuerza, calor y amor ya no estamos vácios, encajas perfecto en mi.

Encajamos.

Tus manos sudan y la respiración de ambos no cordina.

Una lagrima besa mis mejillas combinandose perfectamente con el sudor de tu cara.

Nuestras respiraciones se fueron normalizando, pero nuestros corazones seguian latiendo rápidamente.

Tu amor emano en mi y yo lo recibí.

Nuestros ojos se cerraron y un tiernos rose con la nariz desperto en mi una sensación de ternura, estabamos hechos el uno para el otro.

Construimos bases para llegar a sentirlo, ambos lo sentimos, pero...

No lo hicimos, el nos hizo a nosotros.

El amor.