10. Bajo el agua.

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Calanthe de Cintra lo esperaba sentada en su trono. Ella se levantó al verlo y Geralt se inclinó en una reverencia prudente.

—Lobo blanco— sonrió ella. Había algo peligroso en su sonrisa.

—Reina Calanthe de Cintra— respondió él al saludo.

—Si si, ya, olvida las formalidades, es otro el asunto que pretendo tratar con contigo— dijo, bajando de su trono para mirar a Geralt de frente.

—Camina conmigo, guerrero— dijo, ofreciéndole el brazo. Aunque no quería aceptarlo, no le decías que no a una reina. Así puso su brazo a disposición y ella enganchó el suyo con el de él.

—¿Sabes? Mis hechiceros me dijeron algo muy interesante sobre tí...

Mierda.

....

—No me interesa llevarme a su nieta— afirmó él con seguridad, consciente de la tensión en el ambiente y de su propia desventaja.

—¿No es eso por lo que has entrado de encubierto en mi castillo, Geralt De Rivia?— murmuró la reina, con la cabeza en alto y la vista siempre hacia el frente.

Geralt negó con la cabeza, permaneciendo aparentemente imperturbable.

—Mis asuntos tenían que ver su hechicera, Yennefer— explica—. No pretendo reclamar a Cirilla, yo no creo en el destino.

Los ojos de ella ardían de una forma indescifrable. Geralt no podía saber que le había dicho Yennefer a la gobernante.

—Sabes ya que estamos bajo amenaza del imperio Nilfgardiano— le dice—, no necesito molestias, pero si aliados.

Oh, voto al diablo, ¿en qué se había metido ahora?

....

Cirilla enfrentó la mirada de Yennefer mirándola primera vez de una forma diferente a la admiración. La hechicera fingió que eso no le dolió.

—¿Él es mi destino?

—No tiene que serlo, Ciri.

—¿Es ésto lo que la abuela me ha ocultado? ¿La razón por la que no puedo salir? ¿Para evitar mi destino?

—Ciri...

—¡Dime la verdad!

Yennefer se adelantó hacia ella y le acaricio las mejillas.

—Nosotros escribimos nuestro destino, princesa, nadie más— la besó en la frente, a ella, la única que Yennefer amaba de verdad y, también, la única a la que nunca podría tener.

Ciri la miró con ojos llorosos y, antes de que Yennefer pudiera darse cuenta de que ocurría, la princesa la besó.

....

Geralt caminó directo hacia los aposentos de Yennefer.

La reina Calanthe le había revelado varias cosas. La guerra estaba encima y, si no se marchaba, terminaría envuelto en ella. Él no peleaba para los humanos, no era un mercenario insulso.

Necesitaba saber que cosas le había dicho la hechicera. Entró a su cuarto sin tocar. La habitación olía a lilas y grosellas, pero también a un particular olor de rosas. La propia Yennefer lucía diferente, un poco más brillante, por primera vez un poco descolocada de su fachada. Pero Geralt no tenía tiempo para preocuparse por ello.

Geralt De Rivia & el Djinn en la lámpara | Geraskier.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora