11. Fuego.

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La noche transcurrió ardiente, entre besos y caricias, con sus cuerpos en contacto.

—¿Dirás que fue un error de nuevo?— había preguntado Jaskier.

—Nunca— fue la corta pero precisa respuesta de Geralt, y era más que suficiente viniendo de él.

El blanco cabello de Geralt rozaba las mejillas de Jaskier al estar éste inclinado sobre él. Sus alientos entremezclandose.

—Adoro tu pelo— comentó el castaño, tomándose el atrevimiento de llevar una mano a uno de esos mechones blancos y juguetear suavemente con él.

Solo Jaskier podría decirle algo así y conseguir que su corazón se acelerara.
El brujo no dijo nada, porque no hacía falta. Siempre había sido más de acción que de palabras, al contrario que el castaño, quién en las florituras encontraba su talento principal.

Volvió a apresar los labios de Jaskier con los suyos. Entrelazó ambas manos con las de él y las estiró hacia arriba. El castaño le sonrió. Por todos los dioses, Geralt nunca lo admitiría, pero le aterraba lo fácil que podía desarmarlo esa sonrisa.

No había más que fuego. Un calor abrasador que los envolvía y ardía entre las sábanas blancas. El cuerpo de Jaskier esa pálido, cubierto de lunares. Geralt los encontró todos. Besó el cuello del castaño. Jaskier jugueteo con el pelo de éste.

Una fina capa de sudor cubría sus cuerpos. La vela que ardía junto a ellos se apagó, pero eso no disminuyó las llamas que los envolvían. Sus cuerpos encajaron a la perfección.

....

Geralt se dejó caer junto a Jaskier en la cama. Muy en el fondo, sabía que no había resuelto nada y que seguía en un castillo donde todo el mundo quería matarlo, sin embargo, el castaño lograba eclipsar todo lo demás.

El brujo, que se creía indestructible, se veía desarmado en instantes por esos brillantes ojos azules que le miraban como si fuera un tesoro único.

—Tus ojos son...hermosos— le confesó.

Jaskier sonrió y estiró una mano para acariciarle la mejilla. Geralt estiró un brazo, pasándolo por los hombros del castaño y atrayendolo hacia sí. Jaskier recostó la cabeza en el pecho del contrario. Geralt se tomó el atrevimiento de realizar un gesto tan puro como besar al castaño en la frente.

Jaskier sintió que se removía su alma entera como un huracán, pero era una sensación placentera a la que sin dudas podría acostumbrarse.

El Djinn no tardó en dormirse. La verdad los Djinn no duermen, o no lo necesitan, pero ahora, envuelto por el torbellino de emociones humanas y arrullado por el calor del brujo se dejó llevar.

Geralt se mantuvo despierto un rato más, contentandose con escuchar como los latidos del otro se iban acompasando poco a poco. Volvió a besarle en la frente y luego se dejó llevar también.

Se durmieron en esa posición. Sus cuerpos encajaban a la perfección.

....

Los ojos azules de Jaskier realmente eran hermosos, parecían reflejar un cielo despejado en su máximo esplendor.

Al despertarse, Geralt le dedicó una sonrisa, pequeña y que despareció tan rápido como llegó, pero era una sonrisa al fin y al cabo. Nada de lo ocurrió había sido un sueño.

Geralt De Rivia & el Djinn en la lámpara | Geraskier.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora