Dios mío

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En la actualidad...

Dios mío, Dios mío, Dios mío

-Dios mío- se me ha salido sin querer, mierda

Se enrojeció y yo también

-Hace tiempo que no te veía- se me quedó mirando y me puse nerviosa ¿Que tiene este chico para yo estar así?

-De repente desapare...

-Te extrañé- me cortó, mi cuerpo se paralizó y me humedecí los labios, pero el se veía tranquilo, como si le diese igual decirlo.

Yo estaba totalmente roja y el corazón me iba a mil por minuto, ataque inminente

-Yo también- ¡¿Que?! Ni siquiera me acordaba de el jodeeeer

El color de sus mejillas se transformaron de rosa a rojo en un instante y se acerco rápidamente hasta que sus labios quedaron a escasos milímetros de los míos

Quería besarle, hacia tiempo que no besaba a nadie y necesitaba saciar mi sed

Pero se acercó a mi oreja y susurró

-No juegue así conmigo Lesie Partner- me mordió  suavemente el lóbulo y se fue separando de mi poco a poco

Corrí a algún asiento que estuviera escondido y me senté

La clase había empezado y era lo mas aburrido del mundo, así que saqué mi movil para des aburrirme

-¿Divirtiéndose señorita Partner?- desconecte y vi a la profesora Candille mirándome con esas enormes gafas de Harry Potter- entrégueme ese móvil, al final de la clase llamaré a sus padres para entregárselo.

-Perdón Srta. Candille no volverá a ocurrir pero por favor no llame a mis padres- que me castigarían eternamente y los llamasen.

-La próxima vez no utilizará el móvil, para que aprenda- ¿Se cree mis padres para darme lecciones de comportamiento?

-Por favor se lo pido señorita- me miró de reojo con un gesto de indignación

-Es la última que le paso señorita Partner- suspiré- pero para evitar distracciones siéntese aquí- señalo el pupitre al lado de Gabriel

Dios mío, Dios mío, Dios mío

Sentarme al lado de Gabriel será la mayor tentación del planeta

-¿A que espera? Siéntese- cogí mi cuaderno y me acerqué

Cuando me senté Gabriel clavó su mirada en mi y con mi instinto de mujer crucé las piernas e intente prestar atención a las aburridas palabras de La Rambo que es como la llamábamos los que tenían clase con ella.

-¿Desde cuando te interesa lo que dice La Rambo?- susurró Gabriel y mis ojos fueron directamente hacia el.

-Desde que me amenazó con llamar a mis padres- respondí, pero en realidad estaba teniendo un viaje astral con mis pensamientos mas impuros de Chase Hudson

Cuando volví a mis pensamientos sin querer tiré el boli de Gabriel con el codo que cayó al lado de su silla

Se agachó y... oh no

Su cabeza chocó con mi muslo, me tense al instante y un cosquilleo recorrió mi cuerpo que casi me provoca un gemido

Se levanto a toda prisa y cuando lo vi parecía un tomate, se mordió el labio y sentí como se tensaba

-Lo siento- susurró y se rasco la nuca

El resto de la clase se la paso mirándome y yo evitandole

Después de 3 aburridas clases me dirigí hacia la cafetería donde me esperaban Angela y Mandine

-Tengo tanta hambre que me comería 5 cafeterías- bromeé mientras alaba de las manos a mis amigas

-¿Es que no has desayunado?

-Lo siento Mandine pero no todas tenemos la fuerza de voluntad como para levantarse a las 6:00

-No es fuerza de voluntad, es hambre- respondió y empezamos a reír

Acabamos de comprar el almuerzo y nos sentamos en nuestra mesa, era la mesa perfecta, estaba en un lugar no muy alejado pero tampoco cerca de la puerta, tampoco llamaba la atención pero no era difícil de ver, y estaba al lado del aire acondicionado así que desde siempre había sido nuestro sitio

-Este fin de semana tengo una audición en el Richards Theatre- Angela se había dedicado a la interpretación desde muy pequeña y quería dedicarse a ello por eso siempre nos traía noticias de nuevas actuaciones.

-Te felicito, ¿A quien interpretarás?- pregunté y le di un sorbo a mi batido

-Yo quería ser Alicia, la protagonista, pero el director prefirió que Alicia fuese morena- rodó los ojos y se respaldó en la silla- ¿Alicia morena? ¿Donde ve las películas este hombre?

Mandine y yo compartimos una mirada y levantamos una ceja

-No has respondido a mi pregunta

-Que mas da a quien interprete, al menos me han cogido en la obra- reconocía ese tono, le daba vergüenza decirnos a quien interpretaba

-Angela, somos tus amigas

-Prometerme que no os reiréis- asentimos- la ratoncita- susurró

-Mas alto que no te escuchamos

-¡La ratoncita!- gritó

Mandine y yo nos intentamos aguantar la risa lo mejor posible pero si seguía conteniéndome se me iba a salir por donde no debía

-¡Me lo prometisteis!- se cruzo de brazos y nos saco la lengua

-No puedo esperar a verte con orejas de ratoncita- de solo imaginarlo me moría de ternura

Nos lanzo un trozo de pan de su almuerzo y nos miró indignada

Me gustas y puntoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora