Entre trabajos y tareas, rodeado de cafés amargos y bebidas energizantes, sentado sobre mis apuntes y leyendo libros sobre anatomía, estaba cursando mi primer semestre de medicina.
Sinceramente no esperaba que mi carrera fuera fácil. Sería tonto de mi parte mantener tales sueños. Desde el momento en que había decidido irme por la medicina acepté que quizá no volvería a dormir ocho horas completas, que no vería por las noches películas y que definitivamente, no sería capaz de tener un solo día de descanso.
Fui consciente de ello y me preparé mentalmente lo mejor que pude para afrontar los hechos. Sabía que días atareados se venían. Y a pesar de que yo nunca fui la clase de chico al que le gustara socializar; ir a fiestas, salir por las noches entre otras cosas, el cambio fue verdaderamente difícil de sobrellevar, pero de alguna manera lo acepté.
Hasta que se venían los exámenes.
Era una cosa de volverse loco y peor aún cuando de un día para otro me encontraba acompañado de dos idiotas de los cuales no pedí en absoluto su compañía: Jaehyun y KyungSoo. Mismos que desde ese día en donde los tres convivimos en una misma mesa, (debido a sus deseos, no a los míos) no dejaron de acosarme, como si fueran mis propios admiradores capacitados para ello.
Al principio, como es natural, cuando intentaron quedarse los golpeé hasta que salieron de mi habitación con un gran moretón en el brazo, pues no los quería ver cerca de mí nunca más. Con algunas excepciones hacia KyungSoo claramente, pues no me atrevía ir más allá de eso con él. Después de todo, también era su habitación y sus instintos asesinos estaban muchísimo más desarrollados que los míos.
Al ver que regresaban como perros falderos con excusas nuevas como que les gustaba que les explicara los temas que no entendían de física, entre otros menos creíbles (yo nunca les enseñaba nada) entendí que estaba perdido y que por obvias razones, no iba a poder librarme de ellos.
Eran muy persistentes. La verdad.
Y finalmente, sin otra opción, terminábamos como justo en ese momento. Con un Jaehyun dormido sobre el escritorio y a mi compañero de habitación tratando de mantener sus enormes ojos abiertos sobre el libro que sostenía entre las manos.
Por lo que, quisiera admitirlo o no, de cierta manera era reconfortante saber que no era el único estúpido que estaba sufriendo los estragos del estudio intenso.
Normalmente nos gustaba quemarnos las pestañas. Estudiar un día antes ya no me parecía una mala opción.
—KyungSoo —susurré su nombre, apartando levemente la atención de mi libro para después, soltar un bostezó—. Tienes que cambiar de tema, ya es hora de que estudies el diccionario de tecnicismos.
—Sólo un minuto más —gimió, lamiendo su pulgar para cambiar de página—. Me faltan dos capítulos.
Asentí desganado, regresando la vista hacia las letras de mi estudio. Recordando en el proceso que Jaehyun ya había dormido sus quince minutos que le tocaban.
Era mi turno.
Y, fuera creíble o no, esos pocos minutos eran por demás gloriosos. Principalmente si tomábamos en cuenta que teníamos dos días sin dormir.
—Dile a Jaehyun que se levante, me toca dormir a mí.
Puede que KyungSoo me escuchara, o puede que no lo hiciera. Estaba prácticamente durmiéndose intentando vagamente permanecer con los ojos abiertos. Estaba seguro de que en cualquier momento colapsaría, pero era igual de terco que yo en ese sentido. No estaba satisfecho hasta que entendía por completo un tema.
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Odio |NoMin
FanfictionHe vuelto a ser el mismo idiota sin sentimientos de siempre. La única diferencia es que ahora hay un montón de fisuras en mi corazón que no sanan con nada. Por más que intente siguen ahí. Como un claro recordatorio de todo lo que un chico tan simple...