capitulo 3

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Amanece una vez más, no he podido dormir, no dejo de pensar en ese mensaje de texto, ¿Quién podrá ser? ¿Quién conoce mi pasado?, Si lo he guardado por años dentro de mí, lo he enterrado tan profundamente que estoy segura que jamás lo conté a nadie, ni a mi único y mejor amigo Cristian, me siento invadida por la angustia, presa del miedo.

Escucho el timbre de la puerta, ¿Quién podrá ser? Miro el reloj y marca las 6:30am, es tan insistente el timbre de la puerta que no me queda otra opción que abrir o me volverá loca

-¡Buenos días! ¿Señorita Lorena Fortich?-

-Sí, ¿A la orden?-

-Detective Franco Herrera, debe acompañarme.- Dice mientras me muestra su identificación.

-Lo siento, esto debe ser una equivocación-

-Me temo que no señorita Fortich, tenga la amabilidad de venir conmigo-

-Pero ¿Cómo?, ¿Por qué?-

-La típica pregunta, ¡Apresúrese! O me obligara a usar la fuerza-

Me conduce a su auto, abre la puerta, y no me queda otra opción que hacer lo que me pide.

¡Dios! ¿Que está sucediendo? Esto debe ser una pesadilla, ¡Si, eso es! Una horrible pesadilla de la que pronto despertare.

Llegamos a una estación de policías, me conducen a una habitación en la que solo hay una mesa y dos sillas.

-Se preguntara ¿Por qué está aquí señorita Fortich?-

-Si, por favor dígame, ¿Que sucede?- Sus ojos se clavan en los míos, por los próximos diez segundos me parece perderme en ellos, son negros, penetrantes y me miran de una forma muy extraña.

-Vera usted señorita Fortich, anoche recibimos una llamada, se notaba usted muy angustiada al decirnos que corría un grave peligro-

-¡Yo!, ¿Pero; de que me habla?, Permítame…-

-No le he dado permiso de hablar señorita Fortich- dice obligándome a callar.-Como era de esperarse, o más bien como usted esperaba enviamos por su ayuda a la dirección que nos indicó, pero al llegar al lugar nos llevamos una gran sorpresa, ¿Es esta su idea de un chiste? Y si es así, ¿por qué no ríe ahora?- Siento su respiración en mi nuca, nuevamente sus ojos se encuentran con los míos, desvió la mirada porque siento que en algún momento caeré en el abismo de su extraña mirada.

-¿No tiene nada que decir señorita Fortich?-

-Yo… Yo no sé de qué me habla, no hice llamada alguna, estuve toda la noche en mi apartamento. Señor me parece que esto es un abuso, me ha traído hasta aquí como a una delincuente y me acusa de cosas que no he hecho-

-¿Un abuso? ¿No es más bien un abuso la llamada que hizo para hacernos llegar a un lugar en el que usted no se encontraba?, Un lugar donde solo encontramos pedazos de papeles con frases como: ¡Ayúdenme!, ¡Auxilio!, ¡Policías inútiles!-

-¿Qué?, No sé de qué habla ya le he dicho ¡No sé de qué habla! Déjeme ir, usted está equivocado-

-Irse, ¿De verdad desea irse?-

-Sí, ¡Por favor! Esto es una equivocación, ya se lo he dicho-

-Lamento informarle señorita que eso no será posible, por lo menos no ahora-

-¿Qué me quiere decir?-

-que está usted detenida-

Dios, si esto es un sueño ya quiero despertar, Siento que el mundo cae sobre mí a pedazos, esta vez no solo se ha detenido sino que también se desmorona.

-¡No puede hacer esto! ¿Con qué pruebas hace semejante acusación?- Estoy a punto de llorar pero no permitiré qué este hombre se dé cuenta que me está destrozando.

-Usted a mí no me dirá lo que debo hacer.- Dice mientras saca una caja de su escritorio, la coloca frente a mí, la abre y con sorpresa veo aquel hermoso celular qué tanto me atrajo aquel dia.

-¿Por qué se sorprende señorita Fortich?, Acaso ¿le parece conocido este teléfono?- Lo toma y lo pone justo en mi cara, lo miro, pero me mantengo en silencio.-Este teléfono fue encontrado junto al montón de papeles y de el provino la llamada, investigamos y la dueña de la tienda afirmo haberla visto muy interesada en el objeto, no tiene ningún sentido que lo niegue, le conviene hablar-

-No pienso decir una sola palabra más, ya le explique que no tengo nada que ver con esto y es todo lo que tengo para decir-

-Bien- dice mientras da orden a un oficial que me lleve a una celda.

-¡No!, ¡No!, No pienso ir a ningún lado, ¿por qué me hace esto?, no se da cuenta que está cometiendo un error.-

-Tiene derecho a realizar una llamada- es todo lo que dice y se retira del lugar.

El oficial me toma de la mano y me indica donde hacer la llamada. Siento el contacto de su mano tan frio como el hielo, ha de ser porque yo estoy ardiendo de angustia y desesperación. No soy de las personas que se pondrá a pensar a quien llamar porque aunque me incomode debo reconocerlo. Estoy muy sola.

-Sí, ¡Hola!

-Cris, necesito que vengas a la estación de policías tan pronto como puedas-

-¿Qué pasa? ¿Por qué estas en ese lugar?-

-Estoy detenida, ¡Ven pronto por favor!-

-Cálmate, voy enseguida-

Me conducen a la celda, siento que he penetrado otro mundo, uno desconocido y que nunca pensé conocer. Se siente tan frio, aquí adentro no entra el viento, pero siento que me congelo, los minutos parecen horas y las horas parecen días.

-Tiene una visita señorita Fortich!- Veo venir a Cris a toda prisa, siento que el tiempo se ha detenido, lo veo caminar pero parece que ha pasado una eternidad antes que pudiera llegar hasta mí.

-Lore! ¿Pero que ha pasado? ¿Quién se atrevió a hacerte esto?- Veo tristeza y rabia en su mirada.

-No lo sé Cris, pero quien allá sido quiere hacerme mucho daño, ¡Ayúdame! Cris por favor ¡Ayúdame!, No quiero estar aquí ni un segundo más-

-Tranquilízate, explícame que sucedió, confía en mí-

El rostro de Cris ahora esta tan blanco como el de un papel, le he contado todo lo sucedido en los últimos días.

-¿Quién quiere hacerte tanto daño? ¿Porque?-

-Tal vez el asesino de mis padres-

-¡Que!,.. Espera, ¿De qué hablas?-

-Mis padres fueron asesinados en nuestra propia casa, todo fue muy confuso Cris, yo recuerdo poco de aquel suceso, desperté, vi a mis padres muertos y…

-El tiempo de la visita ha terminado- dice un oficial que se acerca a nosotros, es un hombre flaco y alto, de manos huesudas y de andar muy lento.

-Lore, debes explicarme esto más detalladamente, tranquilízate te sacare de aquí- dice mientras se aleja. Veo tanta rabia en su mirada.

-¡Por favor Cris! ¡Por favor!-

Tengo un nudo en la garganta, no quiero ni por un segundo pensar que... ¡No! ¡No! Mi cuerpo tiembla una vez más, mis huesos parecen romperse y esta maldita cicatriz en mi rostro, caigo al suelo como si mi cuerpo se desarmara, no sé si pueda soportar esto, quien quiera que sea no está jugando, y ¿Cómo podre defenderme de un enemigo al que no conozco?

REMEMBRANZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora