Todos Tenemos Secretos

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Casi había pasado un mes desde que Tony llego al rancho y comenzó a tener pesadillas, Steve sabía que los malos sueños seguían viniendo porque lo escuchaba llorar por las noches y aunque por las mañanas aparentaba que nada sucedía, sus ojos estaban hinchados. Después de la primera semana dejo de preguntar si estaba bien, o si necesitaba hablar porque siempre obtuvo un no por respuesta.

Tony se movía por el rancho en automático, se levantaba ponía el café, recogía huevos, alimentaba a los pollos, almorzaba, limpiaba el establo, después perdía el tiempo haciendo cualquier otra cosa, pero siempre al margen de los demás y eso estaba poniendo nerviosos a todos en el rancho.

-¿Que vas a hacer con él? - pregunto Clint saliendo debajo del tractor y limpiándose la grasa de las manos mientras se unía a Steve, que observaba al chico ir y venir desde la puerta del granero.

-No lo sé, cuando llego pensé que se adaptaría. Pero ahora... - Estaba preocupado de no hacer lo correcto al traerlo con ellos.

-Se veía bien los primeros días, ¿Qué fue lo que paso?

-No lo sé probablemente empezó a recordar cosas que no necesitaba. – Escucharlo llorar cada noche estaba volviéndose exasperante, principalmente por la dolorosa sensación que le provocaba su llanto en el pecho.

-Se puede lastimar si sigue caminado como zombi por todo el rancho. Sabes que se golpeo la cabeza en el gallinero, no creo que se haya lastimado, pero se quedó ahí tirado en la paja viendo la nada por un buen rato. – Sonrió al ver a Tony luchar con el cuadro de paja entre sus brazos con el cual alimentaria a los becerros, a pesar de ser lento era perseverante, había cumplido con sus deberes al pie de la letra sin remilgar, a pesar de que muchas veces lo hacer dolorosas muecas ante el cansancio.

-Y ¿Por qué mierda no lo ayudaron? ¿Por qué no me habían dicho? – Pregunto bruscamente girándose hacia Clint.

-Cálmate. Crees que los alfas de este lugar iba a dejar pasar la oportunidad, obviamente no. Inmediatamente le ofrecieron ayuda, pero él dijo que estaba bien y que no fuéramos a decirte nada, que no fuéramos unas nenitas lloronas. – Se rió- puedes creerlo, un omega llamando nenitas lloronas a alfas.

-Si, suena como él. – A pesar de la enemistad entre ambos, cuando tuvo la oportunidad descubrió que tenía una personalidad agradable y sínica, así que no lograba entender que pudo haber hecho para ser desechado como cualquier basura.

-Ya lo tienes muy estudiado ¿no? Hasta sabes cómo se comporta y todo.

-No empieces otra vez. Creen que porque es un omega me tiene que gustar en automático. - Así se suponía que funcionaban las cosas, pero no para él y mucho menos, cuando cada que estas cerca puedes sentir el repudio hacia tu persona.

- No lo sé, Bucky y Natasha dicen que sienten como si no pudieran acercarse él sin que te molestes. Pensé que eso era cosa de alfas pero viéndote ahora, creo que está siendo sobreprotector. – Su jefe estaría enterado de lo interesado que se veía en ese omega.

-Yo mismo siento que no puedo acercarme a él. – Era como andar de puntas a su alrededor y eso lo fastidiaba, se sentía limitado en su propio hábitat.

-Entonces ¿Por qué sigues manteniéndolo en el rancho...?

-Rogers...- Una femenina voz resonó a sus espaldas.

-Sheriff. - Saludó Steve girándose sobre sus propios pies para encontrarse con María Hill, la sheriff del pueblo, entrando por la otra puerta del granero.

-Buen día es un gusto verlos de nuevo. - saludó, con un apretón de manos a cada hombre.

-Igualmente, ¿cómo se encuentra? se nota a leguas que muy bien. - murmuro Clint.

Renuente AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora