Oportunidad

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- ¿A dónde vamos? - Preguntó mientras era arrastrado fuertemente del brazo, por Víctor.

-No preguntes y avanza. – Había Intentado toda la mañana concentrarse en su trabajo y la cena de negocios que daría en su nueva casa para los accionistas. Pero las agradables feromonas de Tony estaban enloqueciéndolo.

-Me estas lastimando... - Podía sentir los dedos del hombre clavándose en su carne, mientras caminaban a través de pasillos que él aun desconocía.

-Cielos ¿por qué eres tan llorón? – Replicó fastidiado, empujando a Tony dentro de una habitación. - Debes quedarte aquí.

- ¿Por qué...? – No quería estar ahí, con qué derecho lo encerraba como a un perro.

-Tus malditas feromonas están por toda la casa y me están volviendo loco, no tengo tiempo para esto, hay negocios que debo concluir hoy y no quiero distracciones. Aparte seria vergonzoso y riesgoso tenerte en una sala llena de alfas oliendo así. – Cerró la puerta de un solo golpe poniéndole llave.

-Víctor que haces. – Estaba poniéndolo en una celda en pocas palabras. – Abre la maldita puerta y déjame salir, tomare medicamentos.

-Te lo dije antes, no quiero que tomes más medicamentos. Tu celo está por llegar, deje algunas cosas en el armario que puedes necesitar, mientras me desocupo para hacerme cargo de ti. Asegúrate de estar listo para mí al final de la noche.

- ¿Que mierda estas diciéndome? No puedes hacerme esto. - Claro que podía, podía hacer lo que quisiera con él, lo había demostrado durante su tiempo juntos.

Al principio, Tony creyó que su matrimonio no duraría mucho, pero conforme pasaban los días se dio cuenta que no sería así. Víctor solía ser amable y atento, jugaba con él cómo un gato juega con un ratón, lo acorralaba hasta que caía en la trampa y admitiría que el juego logro interesarlo en algún momento. El hombre era como cualquier otro, pero su lado alfa era tan posesivo, obstinado y últimamente estaba obsesionado con tener un cachorro y hacia cosas como ahora que empezaban a asustarlo.

-Estoy diciendo que es molesto tener que prepararte y esperar a que te aflojes para poder joder tu bonito trasero, así que en el armario hay una variedad de juguetes para que te entretengas mientras me desocupo. Ahora, no estoy haciendo nada malo, solo intento protegerte de que algún alfa vaya a enloquecer y tomar lo que es mío. – Desde que cuidaba a Tony para que este no tomara supresores, le era más fácil saber cuándo entraría en celo. Aunque en esta ocasión sus feromonas eran abrumadoramente intensas a diferencia de otras ocasiones, necesitaba fecundar a Tony durante este celo, no soportaba seguir acostándose con él.

-Déjame salir. Si tanto asco te doy, no tienes por qué seguir conmigo. – Víctor se estaba expresando de él como si fuera cualquier prostituta, que tiene que estar lista para ser montada. Tenía un nudo en el estómago y quería vomitar, justo en este momento se sentía tan sucio como si se hubiera revolcado con cuanto alfa se le había puesto enfrente. – Déjame salir, quiero largarme de aquí.

-Antes tienes que darme un cachorro, recuerdas tenemos un contrato. Si no fuera por tus feromonas omega, ni siquiera querría hacértelo más de lo que tú lo deseas. No eres mi compañero, pero así están las cosas. - murmuró a través de la puerta, guardando las llaves de la misma en su bolsillo. – Cuando me entregues al cachorro podrás irte a donde desees no te detendré.

*****

Tony despertó en medio de un sobresalto, pero el cálido toque sobre su cabeza lo tranquilizo. Apartó la mano que acariciaba sus cabellos, mientras se enderezaba en la silla al lado de la cama, secando las lágrimas que mojaban su rostro.

Renuente AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora