-Un apodo que te he puesto, ¿Acaso no puedo?- Preguntó mostrando sus dientes blancos.
-No, claro que puedes, pero es raro ese apodo ¿no crees?- Pregunté divertida por la situación.
-Bueno, depende de como lo quieras mirar.- Dijo y estallé en carcajadas.
La tarde se me pasó volando entre risas, tonterías y cosas extrañas hasta que se hizo tarde y se tubo que ir a su departamento o eso me dijo.
En lo que no paraba de pensar era en que Kian no aparentaba ser tan malo como aparentaba y a eso le añadimos todos los rumores que revoloteaban por el instituto, vamos que lo más seguro es que fuera todo mentira. Tendría que hablar sobre todo eso con él para obtener más información y así creer en los rumores o no. En el instituto dicen que él mató a sus padres con un arma de fuego, que es un narco, para ser más exactos el mejor de su edad y más cosas...
Hoy me tocaba ir al instituto, me levanté perezosamente, me vestí y bajé a desayunar. Allí estaban mis padres y mi hermano empezando a desayunar.
-Anda que avisáis eh-Dije fingiendo estar enfadada y haciendo un pequeño puchero.
-Date más prisa, tortuga- Dijo Matt y lo miré con cara de enfado.- Vale lo capto, no estas de buen humor pero relaja.
La clase de literatura es interrumpida por un fuerte estruendo que proviene de la puerta que hace que de un pequeño salto en mi sitio pero no levanto la cabeza del libro, de nuevo ese estruendo pero esta vez cerrándose. Noto como alguien pasa y se queda parado a mi lado, alzo la cabeza poco a poco y me encuentro con la carde Kian llena de moratones y sangre en el labio inferior y una brecha en la ceja. Sin decir nada me agarra del brazo, me lleva arrastrando, todos los aquí presentes miran la escena boquiabiertos y me lleva fuera del colegio.
-Tenemos que irnos- Dice frió.
-¿Para que?- Pregunto confundida.
- Porque no es seguro estar aquí ni en ningún sitio, así que tu y yo nos vamos una semana como mínimo lejos de la ciudad.
- ¿Pero porque me tengo que ir yo?- Dije.
- Si quieres seguir con vida más vale que te vengas conmigo.
- ¿Y que le digo a mis padres, que me tengo que ir porque me quieren matar? Créeme que eso no va a funcionar.
- Escúchame bien, no estoy para tonterías en este momento, ahora vas a ir a clase coges tus cosas te montas en mi coche vamos a tu casa y recoges lo que tengas que coger.- Dice, me deja perpleja y él se va hacia el coche.
Me dispude a entrar a clase y coger la mochila pero la profesora me detubo.
- ¿Ha donde va señorita Madisson?- Pregunta la profesora frunciendo el ceño.
- A casa, me encuentro mal.
- ¿Y porque a venido el joven y la ha arrastrado fuera de...- No le dejé terminar para salir lo más rápido posible fuera.
Me subí al coche de Kian que esperaba impacientemente y arrancar velozmente hacia mi casa. Cuando ya estaba apunto de bajar Kian me toma del brazo y hace que lo mire.
- Dile a tus padres que vas a casa de tu amiga la pelirroja por unas semanas a casa de su abuela que esta enferma, les dices que te lo dijo ella, que no aceptaba un no por por respuesta, coges tus cosas y nos vamos ¿de acuerdo?- Dice rápidamente, asentí y bajé.
Estaba ordenando toda la ropa para ponerla en una mochila cuando un ruido del armario me alarma, me acerco lentamente pero antes de de abrir la pueta esta se abre sola y aparece un hombre vestido de negro con un cuchillo, yo asustada doy dando pasos hacia atras y chillo. Menos mal que no habia nadie en casa, un momento, ¡ESTOY YO SOLA EN CASA! pienso y vuelvo a gritar.
El hombre me coje del cuello y me pone el cuchillo en el cuello vuelvo a chillar para que alguien me escuche pero parace que no le importa a nadie. La puerta de abajo se abre de un golpe y Kian sube por las escaleras, entra furioso con las manos formadas en puños.
- Suéltame, por favor.- Dije con lágrimas bajando por mis mejíllas.
- Vaya, pero si tengo la oportunidad de matar dos pájaros de un tiro la recompensa será mayor.- Dice el hombre.
- Suéltala, no le hagas nada.
- Sabes que no la voy a soltar, tanto tú como yo sabemos que no quieres que la suelte.- Dice riendo.
- Maldito cerdo, como no la sueltes te juro que te vuelo la cabeza.- Le amenaza Kian entre dientes.
- Hasta que no pagues lo que me debes no creo que la suelte, si la quieres recuperar mañana a las doce de la madrugada donde siempre y llévate el dinero si quieres a la chica.
- Kian, no me dejes con él, por favor.- Dije llorando descontroladamente.
- No pienso dejar que te la lleves, ella no tiene nada que ver con lo nuestro.
- ¿Tanto te importa?- Dice.
Kian sacó una pistola de su cinturón y disparó en dirección al hombre él cual cayó al suelo y yo caí al suelo de rodillas. Kian corrió hasta mi, me levantó, me abrazó y yo le correspondí al abrazo.
- ¿Estas bien?- Pregunta preocupado.
Asentí con la cabeza, él me agarra como un bebé, sale por la puerta, abre la puerta del coche del copiloto y me deja allí para el entrar de nuevo a la casa. Después de varios minutos sale con el cuerpo del hombre y lo pone dentro del maletero, se dirige donde yo estoy y dice que vuelve en seguida. Vuelve con la mochila que había preparado con la ropa y se sienta en el la del copiloto para conducir.
- He escrito una nota para tus padres informándoles sobre lo que te dije.- Asiento con la cabeza, se vuelve un silencio en el que yo puedo dormir un poco.