13. Perro mojado

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CAPÍTULO: 13

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«Esto no puede ser verdad» Pensó la mujer de hebras castañas pasando su mano por su rostro en señal de frustación. «¿Qué bicho le picó a Bella?» Se preguntó la castaña sentada en su auto a la espera que su loca amiga saliera de la casa de Billy Black.

Habían transcurrido varios días en los que ambas mujeres se habían unido aún más ya que no habían secretos en el medio, va, supuestamente. Porque Aqua aún no le había contado de sus... peculiares habilidades, y aunque quisiese sabría que la morena lo iba a terminar sabiendo ya que la curiosidad de la menor era más grande que la ignoración al tema.

Ahora la fémina de ojos anormales golpeaba su frente contra al volante desesperada por la actitud inesperada que presentó Isabella en los últimos días. La adolescente estaba al tanto que su amigo de la infancia estaba enfermo y que nadie podía verlo; sin embargo, ignorando las palabras dichas por el patriarca Black solo se fue como loca para cerciorarse de que el menor estuviera bien.

Y eso lo llevaban a la actualidad, la mirada azulada de la mayor se elevó y miró con confusión lo molesta que salía su soulmate de la vivienda en dirección a los muchachos que aparecían desde los árboles.

Entrecerró sus ojos saliendo del auto y corriendo se ubicó a un lado de su amiga, la tomó entre sus brazos reteniendo a que haga una locura y olfateó el aire, hizo una mueca de desagrado al percibir una esencia de perro mojado y tiró a Isabella para atrás.

—Mocosa, deja de gruñirme como un perro y haz lo que yo digo —murmuró entre dientes la Swan mayor hacia la más baja y ésta la miró molesta—. Y no me mires así que te estoy salvando la vida.

—¿Qué? ¿Qué sabes tú? —ladró un hombre del grupo en dirección a la mujer de ojos azules y esta lo miró con seriedad, barrió con su mirada la anatomía del chico y soltó un bufido divertido—. ¡¿Qué te parece divertido?!

—Nada, solo tú actitud y tus ataques de ira me son...—hizo un gesto con sus labios buscando las palabras correcta y chasqueó su lengua al encontrarla—... interesantes.

—Interesante será cuando te mate —bramó el lobo temblando al observar que su amenaza no surgió efecto alguno en la mujer.

—Ponte en la fila —sonrió burlona Aqua, agarró con firmeza los hombros de su prima y se dio la vuelta para comenzar a caminar al auto siendo acompañada por la morena.

Frunció su ceño y empujó no tan fuerte a su amiga para que no recibiera las garras del lobo, se hizo a un costado y le dio una patada fuerte al estómago del animal, provocando que este suelte un quejido mirándola enojado.

—Chucho, no me gustaría que alguien muera hoy —advirtió Aqua, se posicionó en forma de defensa y sus ojos resplandecieron impresionando a los presentes—. Tu decides: salir sano de esta pelea o morirte.

Algunos temieron que aquella parte sea verdadera e Isabella abrió sus ojos asustada, no por su prima, sino por el lobo que estaba tentando su vida. Sabía que algo muy especial tenía la mujer y eso la hacía emocionar, quería saber que capacidades tendría su amiga y el cómo las obtuvo.

Giró levemente su rostro hacia la izquierda encontrando a su antiguo amigo saltar y transformarse en un lobo y comenzar a pelear con el otro lobo. Frunció sus cejas mirando con un mueca el intercambio de mordidas y zarpazos, y se acercó de manera lenta y pausada a su soulmate para observar con la misma expresión a los lobos.

—Son tontos, ¿verdad? 

—Concuerdo contigo, preciosa —pasó su brazo por lo hombros de la más baja y comenzaron a caminar, nuevamente, hacia los autos de ellas; pero fueron retenidas por dos integrantes de la manada—. ¿Perdieron algo?

—Sam nos mandó a que las llevemos a un lugar —informó uno de los chicos con una expresión un poco divertida, Aqua alzó una ceja ante eso y retrocedió un paso al igual que su prima—. No le haremos nada, son ordenes y debemos acatarlas.

—Ustedes en el auto de Isabella y nosotras en mi auto, yo los sigo —dijo con simpleza la mayor y caminó siendo seguida por la morena, quien sonreía divertida por la actitud de su amiga.

—Aqua, tu secreto está seguro conmigo —le susurró Isabella. Entró a la parte de copiloto y rió en voz baja al ver los ojos abiertos de su amiga y le gritó que entrara al auto.

—¿No preguntarás al respecto? —cuestionó intranquila Aqua observando de reojo a la adolescente, regresó su mirada al camino siguiendo a los muchachos y relajó sus músculos.

—Quiero, pero creo que tú aún necesitas tu tiempo para decírmelo —se hundió en el asiento sonriendo de lado, escuchó un suspiro provenir de su acompañante y la miró divertida—. Pero si quieres, yo lo puedo descubrir. Ya sabes, a mi se me da bien descubrir secretos.

Aqua soltó una risa girando el volante y miró con una expresión de felicidad a la morena, por su mente nunca había pensado encontrar a una persona que la supiera comprender, querer, confiar y, mucho menos, que se vuelva indispensable en su vida.

—Joder, ¿qué me hiciste, Bella? 

La nombrada miró sorprendida a la conductora y solo sonrió, tampoco sabía que había hecho Aqua con ella pero sabía que se alegraba por haberla conocido, a pesar de las tales circunstancias. 

—No lo sé, supongo que es la magia de las soulmates.

—Supongo que sí —murmuró pensativa la fémina estacionando el vehículo detrás de la camioneta anaranjada de la de ocelos marrones y se giró para mirarla detenidamente—. Te quiero.

—Y yo a ti, Aqua —dijo con un leve rubor la menor ya que no estaba acostumbrada a que su prima le dijese esas dos palabras—. Ahora debemos bajar.

—No quiero —se cruzó de brazos la castaña haciendo un puchero—. No quiero estar con los chuchos esos, ¿sabes lo asqueroso que es ese olor que tienen?

—¿A qué huelen?

—A perro mojado —hizo un mohín de asco con sus labios y habló nuevamente—. Y odio ese olor.




 Y odio ese olor

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H | ᴇᴅɪᴛᴀᴅᴏ

𝐇𝐚𝐝𝐢𝐭𝐚 |Edward Cullen ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora