22. A San Francisco

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CAPÍTULO: 22

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Una ligera llovizna acompañaba aquel día nublado mientras que una tristeza abarcaba en las dos primas Swan. Aqua tenía sus manos agarrando el volante con una ligera tensión a la vez que miraba de reojo a la estudiante, las dos estaban en un silencio melancólico que hacía deprimir aún más a la mayor.

—¿Te cuidarás, verdad? —preguntó Aqua, girando el volante y entrando al estacionamiento del colegio. Estacionó en el lugar habitual y se giró para ver a su prima—. ¿Bella?

—No quiero que te vayas —murmuró, con la mirada clavada en la ventanilla de su lado.

—Yo tampoco quiero pero debo hacerlo, mi mamá me cagará a palos si no llego a casa hoy —quiso hacer reír a la menor pero no lo logró, soltó un suspiro y agarró la mano de la adolescente—. Te prometo que volveré, pero tú debes prometerme que estarás bien y que matarás al vampiro.

—Lo prometo.

Aqua bajó del auto y caminó hacia la puerta del lado derecho, la abrió e invitó a salir a la joven. Bella agarró con tristeza la mano que le tendía su amiga y salió el vehículo ante la atenta mirada de los presentes, sus ojos chocolates pararon en la figura de los Cullen y soltó un gruñido.

—¿Quieres que entre contigo?

—¿Por qué lo harías?

—Porque no quiero separarme de ti —susurró con voz temblorosa Aqua, parpadeó varias veces ahuyentando las lágrimas y abrazó fuertemente a la más baja—. Dime que me llamarás, por favor.

—Te llamaré cada vez que salga de la escuela y antes de que duerma —mencionó la menor, correspondiendo el abrazo—. Dile a la tía que yo quiero que vuelvas.

—Le diré... Joder, no pensé que me iba a doler irme —soltó una risa baja separándose de la mujer—. Creo que ya debo irme, tengo un largo viaje que hacer.

—Yo... creo que también debo irme, tengo una larga jornada estudiantil que hacer.

—Te quiero —habló la oji-azul, observando como su amiga se alejaba aún más de ella.

—¡También te quiero! —le gritó Bella, a un costado de la puerta.

—¡Yo más!

—¡Yo más, tonta!

—¡¿A quién le dices tonta, estúpida?! —le gritó Aqua, con su ceño fruncido y acercándose un poco a la dirección en la que estaba la Swan.

𝐇𝐚𝐝𝐢𝐭𝐚 |Edward Cullen ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora