23. Siete días

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CAPÍTULO: 23

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Siete días contiene ciento sesenta y ocho horas, diez mil ochenta minutos y seiscientos cuatro mil ochocientos segundos. Una eternidad para las primas Swan y un vampiro de ojos dorados que tenía tendencias suicidas. Bella había cumplido con la promesa que le había hecho a su prima de hablarle cada vez que salía de la escuela y antes de dormirse, contándole sobre sus experiencias incómodas que tenía a la hora de compartir la hora de biología con Edward; provocando que un sentimiento de traición se presentara en el pecho de Aqua, no podía ni quisiera imaginar la cara de Bella cuando le diga que su ex novio era su alma gemela.

Ella no quería hacer lo mismo que otras de sus compañeras que veían a su amiga terminar con su pareja y al instante ya andaban con la persona. Los ex's no se tocan, eso lo tenía clavado en cada átomo de su piel y el pensar que iba a traicionar a su prima, ¡a la persona que más quería en ese podrido mundo!, le daba una opresión en su pecho.

No podría aguantar ver el sentimiento de sentirse traicionada en los ojos marrones de Bella.

Edward, por otra parte, se encontraba ansioso y cálido. Desde que vio los ojos azules de esa mujer se había sentido así, como si una parte de su nula humanidad hubiese despertada ante ese encuentro. Durante los siete días en los cuales su compañera no estaba en Forks una opresión se había presentado en su corazón, oprimiéndolo cada minuto que pasaba y gritándole que necesitaba la presencia de esa señorita, pidiéndole que la buscara para poder calmarse. Pero, ¿qué podía hacer él si ella se había ido y pareciera que aborreciera su sola presencia? Nada, tampoco era alguien cercano con la Swan y, además, se sentía un poco incómodo al pensar en pedirle a Bella el contacto de Aqua. ¡Por dios! ¡Isabella era su ex-novia y ¿pedirle el contacto de Aqua sabiendo que puede demostrar que quiere estar con su prima?! ¡Era una total mierda!

Solo bastó pensar en eso para que decidiera permanecer alejado ante la idea de llegar a ser algo más que simples conocidos con la castaña de ojos azules. Aunque, anhelaba con demasía llegar a saber que secretos ocultaba esos ojos azules que tenían apariencia mágica, como si un halo de misterio y magia envolviera esos ocelos y a la mujer; provocando que un sentimiento de intriga aparezca en cada persona que la vea.

La familia Cullen había notado muy pensativo al lector de mentes, encontrándolo cada vez más inmerso en ese hilo de pensamientos que el tema central era la señorita de ojos azules. Los miembros del clan se vieron en la necesidad de saber quién era la tan famosa mujer, llegando a encontrar una escasa información que le dieron los compañeros humanos de trabajo de Carlisle.

Una joven de diecinueve años, de un metro setenta y tres, se la podía ver muchas veces al lado de Isabella Swan. No socializaba mucho pero ayudaba en lo que fuera, pasaba un tiempo en el hospital implorando a los superiores que le den alguna pasantía o que le dejen ser voluntaria, pero ellos declinaban ante ese pedido al no tener suficiente experiencia en el oficio. Otras veces, la podían ver conversar muy amigablemente con Harry Clearwater, con quien mantenía una estrecha amistad. Eran datos que ayudaban un poco para saber como era la personalidad de la muchacha, y ya sabían que Aqua sabía sobre el tema de los vampiros y lobos, aunque también le intrigaba el pensar que ella era alguien sobrenatural por el relato contado de Edward sobre lo que sucedió en el castillo de los Vulturis.

Bella Swan notaba un notable cambio en su amiga, sentía que había algo que ocultaba y que no tenía el suficiente valor para decirlo. ¿Qué era lo que ocultaba? Era la pregunta que mantenía constantemente en su mente, debatiendo en sí preguntarle directamente qué le sucedía o esperar a que le diga cuando estuviera lista. Sí, eligió la segunda opción porque le era la más sensata. 

Su rutina se había vuelto realmente monótona. Iba al colegio, charlaba un poco con Ángela y Eric, sentía las miradas penetrantes de los Cullen, salía de la escuela luego de haber pasado la jornada estudiantil y se dirigía a su casa, comía algo que le guste mientras hablaba con su prima para después verse envuelta en su fría habitación para hacer los deberes dejados; cuando tenía tiempo de sobra se probaba atuendos con la ropa que le había dejado Aqua y pasaba un tiempo con su padre en el patio trasero, conversando de cualquier tema que le vinieran a la mente y de su tema principal, Aqua Swan. A la noche volvía a llamar a la susodicha y hablaba hasta dormirse, y nuevamente ocurría el ciclo.

La Swan menor no aguantaba las ganas de que su soulmate volviera al pueblo, sentía que su presencia le daba un toque mágico a la casa y en su padre, Charlie. Porque desde que Aqua había permanecido durante varios meses en Forks, su padre parecía otro; lo podía observar tranquilo y con una leve sonrisa en su rostro, ya no era tan tímido cuando era la hora de entablar una conversación y se lo podía ver más rejuvenecido.

Y ahora, siete días después de la partida de Aqua hacia San Francisco, los ex-novios hablaban de ciertos temas en una mesa apartada en el comedor del colegio. Se habían propuesto ser solamente amigos, para que no sea incómoda la convivencia en la secundaria y, tal vez, en los posibles encuentros en el futuro. Los ojos marrones de Bella no se despegaban de su comida intacta, aún tenía la leve esperanza de que el alimento desapareciera y el almuerzo vegano de su prima aparezca en su lugar, porque sabía demasiado bien que la comida de la escuela no podía superar a la de su amiga.

—¿En qué piensas? —preguntó Edward, jugando con la comida que estaba en su bandeja.

—En la comida de Aqua —respondió serena la morocha abriendo la botella de agua y dándole un sorbo—. ¿Y tú?

—En todo pero, a la vez, en nada —contestó con una sonrisa leve cuando vio rodar los ojos a su acompañante—. ¿Extrañas a tu prima?

—Demasiado, pero también a sus comidas.

—Boo —profirió en modo de queja una persona detrás de la humana—. Y yo pensé que solo extrañabas mi presencia, al parecer también mis comidas. Igual, ¿quién podría resistirse a mi talento culinario?

Bella se giró rápidamente impactada al reconocer la voz de su prima y se paró de su asiento para abrazarla con emoción. Aqua sonrió ligeramente ante eso y correspondió el abrazo con el mismo sentimiento que la menor, sus ojos azules se clavaron en la figura de su alma gemela y un cosquilleo se apoderó de su pecho. Parpadeó queriendo borrar ese sentimiento y se alejó un par de centímetros de Bella para verla con una sonrisa que demostraba lo feliz que estaba.

—Volví, linda, y te traje comida.





—Volví, linda, y te traje comida

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H | ᴇᴅɪᴛᴀᴅᴏ

Hay un anuncio en mí tablero, y está implicada la historia de Aqua.

𝐇𝐚𝐝𝐢𝐭𝐚 |Edward Cullen ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora