3. No estás sola

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CAPÍTULO: 3

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Al cabo de catorce horas la adolescente -casi adulta- podía ver desde lejos el cartel de bienvenida y soltó un suspiro agradecida de haber llegado al pueblo ya que sus piernas estaban entumecidas por el largo viaje que hizo desde su última parada.

Redujo la velocidad cuando se adentró a la ciudad y curiosa vio a los lados al notar lo sombrío que era ese lugar, observó como ciudadanos miraban chismosos el auto, que era uno de los últimos modelos del año, y murmuraban entre ellos algunas cosas que la adolescente ya suponía.

Sería el nuevo chisme.

Aumentó un poco la velocidad tratando de llegar a la casa de su tío antes de que se las nubes oscuras decidan mandar esas interminables gotas de agua hacia la ciudad. Estacionó al lado de la vereda ya que no vio espacio en el estacionamiento que tenía la propiedad, apagó el auto y con la llave en mano salió del vehículo para sacar los dos bolsos negros y hacer una nota mental de sacar los pocos lienzos en blanco que tenía en los asientos traseros.

Con el codo bajó la puerta del baúl y apretó el botón de la llave para que se cerrase las puertas, caminó rápidamente hacia la puerta de la vivienda y dejando un bolso en el piso tocó la entrada, esperó unos minutos mirando sus manos y levantó su vista al escuchar que abrían la puerta.

Sonrió ligeramente hacia su tío que tenía leves bolsas oscuras debajo de sus ojos y éste la miró con un brillo en sus apagados ocelos, la ayudó con uno de los bolsos y Aqua al estar adentro fue a abrazar a Charlie, quien correspondió tímido el gesto.

-No has podido dormir, ¿verdad? -cuestionó la mujer, después de haberlo saludado, señalando las ojeras del hombre y éste asintió decaído; apretó el hombro del mayor en señal de compresión y puso sus dedos índices en las comisuras de su tío y las elevó formando una sonrisa-. Te ves mejor sonriendo, tío.

-Aqua -susurró avergonzado el mayor sacando tranquilamente los dedos de la joven y ésta solo sonrió ligeramente-. ¿Cómo fue tu viaje?

-Cansador -profirió en una mueca estirando su cuerpo y sonrió satisfecha al escuchar como su espalda y cuello tronaba, escuchó un regaño de su tío cuando hizo eso e hizo un gesto con su mano para que no le dé importancia-. ¿Cómo está ella?

-Mal, grita por las noches y se la pasa mirando la ventana en una silla -informó Charlie viendo las escaleras y Aqua hizo una mueca ante la información, la estaba pasando mal su prima-. Lamento que te haya hecho venir hasta aquí después de saber lo que pasaste.

La fémina se tensó en su lugar y miró sin expresión alguna al hombre policía, no deseaba que más personas supiesen lo que le sucedió y mucho menos alguien de su familia, el mayor al ver la mirada que le dedicaba su sobrina se sintió culpable y fue hacia la cocina para traerle algo de beber.

-Agradecería que no le cuentes a nadie de lo que pasé, ni a tu hija, Charlie -pidió con una mirada seria la menor aceptando el vaso de agua que le tendió el señor y éste asintió-. Ahora que la mencioné, ¿qué está haciendo ahora?

-En la silla -fue una respuesta corta pero efectiva para la señorita Swan, bebió del contenido del vaso y con una mirada de su tío subió las escaleras con un bolso en su mano. Ya que la casa solo tenía dos habitaciones que eran usadas por su tío e Isabella.

Miró a ambos lados y trató de escuchar algún sonido de las recámaras, dejándose guiar por sus sentidos se metió a la primera habitación e hizo una mueca al ver a su prima sentada sobre una silla y con la vista perdida.

Dejó el bolso con ropa a un costado y se sentó en la única cama que había en el lugar para posteriormente mirar a la adolescente. Chasqueó sus dedos esperando alguna reacción por parte de la menor y tomó riendas en la situación, se paró y golpeó con su dedo índice la frente de la morena.

-Isabella, sal de ahí, por favor -pidió suavemente la mayor y la joven solo parpadeó lentamente girándose para ver a Aqua-. ¿Sabes dónde estás?

-Estoy con Edward, en el bosque -murmuró perdida la chica pálida y de ojos marrones, la de ocelos azules hizo una mueca inconforme con lo que dijo, puso una mano en la mejilla de la chica adolescente y la acarició.

-Él se fue, Bella -habló agachándose y viendo los ojos perdidos de la nombrada, estos lagrimearon y soltó un sollozó la morena-. Debes entender que ese chico se fue y, tal vez, él no vuelva más. Es por eso que debes hacerte la idea de que su relación ya terminó para siempre, necesitas salir de ese abismo y pensar en tu padre y en ti.

-No puedo, Aqua.

-¿No puedes o no quieres? -sonrió Aqua sacando las gotas de agua que bajaban por las mejillas pálidas de su prima-. Si no puedes, tendrás a personas a tu alrededor que te ayudarán en darte una mano y sacarte de ese abismo. Y si no quieres, yo te diré cada día una razón para salir de ese pozo de depresión.

-¿Por qué dices todo esto, Aqua? -preguntó confundida y con tristeza Isabella mirando a su prima.

-Porque me hubiera gustado que alguien hubiera hecho lo mismo conmigo, pero aquí me ves, luchando cada día para salir adelante por más que me duela el esfuerzo -la miró con una sonrisa ladeada y besó la frente de la mujer-. Ya no estás sola porque ahora estoy aquí.

Ambas féminas se quedaron en silencio y Aqua al ver que la menor se durmió la agarró entre sus brazos y la dejó en la cama, la tapó con una fina manta y salió de la habitación para ir a ver a su tío.

-Escuché lo que le dijiste a Bella y gracias -agradeció el policía mirando a su sobrina, ésta hizo una sonrisa leve mirando al señor.

-No es nada, tío Charlie.





-No es nada, tío Charlie

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H | ᴇᴅɪᴛᴀᴅᴏ

𝐇𝐚𝐝𝐢𝐭𝐚 |Edward Cullen ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora