Desconocido
-Ohh vamos amigo, te juro que en una semana te doy lo que te debo, por favor...- Decía aquel hombre, mirándome con horror.
-No eres mi amigo.- Dije, y la pistola hizo su trabajo.
La bala cruzó su cráneo y lo perforó dejando un pequeño hoyo en en medio de este. El sonido sordo me calo en los oídos, me di la vuelta y dejé aquel hombre tirado en el suelo.
(...)
-Señor, aquí tiene lo que me pidió.- Entro John, mi mano derecha y amigo de toda la vida, dejando los documentos en mi escritorio. Yo miraba a esa niña que me tenía loco, lástima que hoy estaba con su hermano, creo. Siempre la miro y la sigo pero nunca puede estar un momento sola, no puedo esperar mi momento.
-Gracias, puedes retirarte.- Le dije sin apartar la mirada de ella, que caminaba por la acera, el viento revolvía su cabello y me hacía desear estar a su lado para oler su aroma, ella por un momento volteó, pero no me inmute, pues el gran ventanal en la que estoy recargado solamente puede verse de adentro hacia afuera, así que ella solo logró ver un simple vidrio oscuro en una de tantas mansiones. Ella siguió caminando y no logré ver a su hermano o a el otro lame botas de su amigo ¿de verdad está sola?.
Este es mi momento.
Tomé mi chaqueta y salí a paso apresurado de la habitación.
-John, encárgate de los documentos.- Dije sin esperar respuesta de él, bajé trotando las largas escaleras y me encamine a la gran puerta de la entrada, abrí y al salir, esta se cerró sola.
Tomé mi auto y para eso las grandes puertas ya estaban abiertas para mi, así que salí a alta velocidad sin perder mucho de vista a esa niña.
Unos minutos después, me estacioné a unas pocas cuadras delante de ella, así que salí de el carro bajo las miradas de las personas, especialmente de mujeres, ignore eso y seguí mi camino de regreso, a ella.
Julie
El viento revolvía mi cabello, al parecer va a llover, así que decidí a entrar a la cafetería para poder tomar unas rosquillas con café.
Tomé asiento en la esquina de el lindo local, y rápidamente se acercó a mi la camarera a pedir mi orden, una vez que la chica termino de anotarlo en la pequeña libreta se alejó no sin antes despedirse. Yo miré por la ventana y así pasaron algunos minutos en los que mi mente solo pensaba y pensaba, cuando al fin llegaron mis rosquillas con azúcar extra y mi café. Las comí sin prisa, saboreándolas y masticándolas lentamente, entro un sujeto que me pareció conocido pero no le tome importancia, pues estaba muy entretenida con mis rosquillas y café. Una vez que terminé, me acerqué a la barra a pagar mi orden, y cuando di un paso atrás para retirarme choqué con algo, o más bien alguien, así que di media vuelta.
-Disculpa.-Dije al fin mirando quién era, y no era nada más y nada menos que mi vecino.
-No te preocupes.-Me dijo dándome una sonrisa socarrona. Yo solo asentí y salí de el local, pero a tan sólo unos metros caminé cuando alguien me tomó de el codo haciéndome dar media vuelta, y de nuevo, era él.
-Hola, ¿Quieres que te lleve a casa? Estás muy lejos y parece que va a llover.- Me dijo, soltándome al fin.
-No gracias, no me dirijo allá, aparte no creo que...-No alcancé a terminar mi frase cuando un gran relámpago seguido de la lluvia me interrumpió como por arte de magia.
-Te lo dije.-Me dice, moviendo las cejas de arriba a abajo repetidamente. Rodé los ojos y pensé bajo la intensa mirada de él, no tengo opción, estoy lejos de el apartamento y la lluvia esta comenzado a humedecer mi ropa.
-Esta bien, solo no vallas a secuestrarme.- Le dije, para que después él me tomara de la cintura y me guió a su carro, pero en el camino retiré su agarre.
-Claro que no.- Dijo volteando su cabeza hacia atrás, mirando no sé qué, yo ignoré eso y él abrió la puerta para mi y entré a el coche. Abroche el cinturón de seguridad y él rodeó el auto para después entrar, había mucho tráfico, demasiado para mi gusto y no me apetecía estar encerrada con alguien que no conozco y que sobre todo tiene el carro a su merced, wow Julie, si que eres inteligente, te mereces un premio por seguridad.
-Entonces ¿A dónde se dirige señorita?.- Me dijo, abrochando su cinturón y poniendo en marcha el coche.
- A Central Park.- Le dije, el enarcó las cejas mirándome incrédulo.
-Obviamente no voy a darte la dirección.- Le dije a modo de respuesta, él se encogió de hombros.
-Como quieras Julie, sé dónde vives.- Me dijo, guiñándome un ojo. Yo rodé los ojos y miré por la ventana mientras el carro se movía lentamente.
-¿Y tú cómo sabes cómo me llamo?.- Le pregunté, nunca habíamos hablado así que no tendría por que saberlo, creo.
-Bueno, así como tú hablas con personas que te conocen, esas personas también hablan conmigo, aparte somos vecinos, debería de saber tú nombre ¿no?.- Me dijo, mirándome unos segundos para después mirar a la carretera, que estaba infestada de coches.
- ¿Y para qué necesitas a esas personas si para eso estoy yo?, quiero decir, yo puedo decirte mi nombre sin necesidad de que investigues.- Le dije. Él se encogió de hombros.
-Buen punto, pero bueno, ¿Acaso tú recuerdas cómo me llamo?.- Me dijo.
-Ehh ¿si?.- Le dije, ¿cómo se llama?, lo único que recuerdo es que su nombre es con H, ¿Henoico? ¿Hurano?, si.
-Solo dime que no lo...
-Hurano.- Le dije, interrumpiéndolo.
-¿Qué?.
-Te llamas Hurano.- Le dije mirándolo, él soltó una carcajada. ¿De verdad se ríe de su propio nombre?.
-Eso me suena a algún elemento de la tabla periódica.- Me dijo, sin dejar de sonreír.
-¿Qué?.- ¿Acaso no se llamaba así?.
-Querida, mi nombre es Hunter, y grábatelo en la cabeza porque vas a decirlo muchas veces.
-Aclarando, esas subidas a mi ventanas están prohibidas.- Le dije, recordando aquella vez que casi me mata de un susto.
-Pues no me molestaría estar en tu habitación si eso es lo que insinúas.- Me dijo, subiendo y bajando las cejas.
-En tus sueños.
-Nunca digas nunca.- Me dijo. Yo rodé los ojos y miré su Perfecto perfil.
-Pues este nunca es definitivo.- Le dije.
-Ouch, todavía no somos pareja y ya me rompiste el corazón.- Dijo, llevándose una mano a el pecho. ¿De verdad este hombre es así de dramático?.
-Sueñas demasiado.- Le dije, cruzándome de brazos.
-Por ahí dicen que se vale soñar.- Me dijo con una sonrisa.
-Bueno, sigue soñando, Hunter.- Le dije, pronunciando su nombre como si fuera un chiste.
-Los sueños suelen volverse realidad, Julie.- Me dijo, copiándome de la misma manera en que dije su nombre.
Este chico me va a volver loca.
ESTÁS LEYENDO
Julie
Romance-¿Alguna vez has mirado a un demonio de cercas?-. Me preguntó, con esa mirada socarrona, sus dedos trazaban pequeños círculos en mi mano, mientras que mis piernas se balanceaban encima de esa hierba verde que pinta las montañas. -No lo sé, no lo cr...