Capítulo 07 - H.

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Y llega el séptimo capítulo de H de Silencio. Espero que sea de su total agrado y lamento la demora, ya lo explique antes, PERO, la nota de la explicación la he borrado porque aquí no se desean leídos de algo que ni siquiera es un capitulo y es solo información “innecesaria”.

Eso. Disfrutad.

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Capítulo 07 – H.

Son tan silenciosos al andar, que hasta podrías confundirlos con el mismo silencio —el anciano miro a la niña ubicada frente a él, e  inhalando de su pipa agrego lo último que faltaba—, y sus llantos son tan desgarradores que hasta podrían hacer explotar tu pequeño cerebro, chiquilla.

La pequeña sostuvo al minino entre sus brazos y abriendo los ojos de par en par se dignó a hablar con emoción.

¿Y  de dónde vienen? —pregunto.

La verdad, no lo sé —el anciano se llevó las manos al mentón mientras dejaba escapar el humo por su nariz—. Pero hay algo si se —levanto su dedo índice—, y es su nombre.

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— ¡Por qué no lo dijiste antes! —grito Francisca llevándose las manos a la cabeza tras la irritación que sentía.

—No me hubiesen creído —Verónica mordió sus labios para así evitar que las lágrimas recorrieran sus mejillas.

Los ojos enfurecidos de Francisca se centraron en los de su amiga, y empuñando sus manos golpeo la pared.

—No me vengas con estupideces —Francisca soltó una risa nerviosa mientras dejaba que sus ojos se volvieran cristalinos—. No me vengas con cosas tan entupidas —agrego mientras daba media vuelta y comenzaba a caminar en dirección al cuarto.

Los chicos, los cuales estaban sentados en el sillón, se quedaron en silencio esperando a que algún otro hablara sobre lo sucedido, pero, tal y como pensaban, nadie lo hizo.

—Creo que iré a darme una ducha —dijo Jonathan después de varios minutos levantándose del sillón y soltando un bostezo.

El chico, mirando a sus compañeros, comenzó a caminar  y a soltar suspiros molestos, no podía creer lo que había visto en el río, se negaba a pensar que era algo real.

Al llegar a la habitación, lo primero que hizo fue guiar sus manos en dirección al closet, y abriendo las puertas extrajo una toalla de baño.

—Ah, que lío —bufo rascando su nuca con pereza y bostezando.

Mientras las finas gotas de agua, tibias como la sangre, recorrían el cuerpo del muchacho, una sombra, notable desde la ventana, posó su mano ante el vidrio marcando sus huellas dactilares, y a la vez impregno un oscuro color rojizo en ella.

“Toc Toc”

Algo golpeo la ventana haciendo que el joven, dentro de la ducha, corriera la cortina de esta y mirara en dirección al objeto golpeado.

— ¿Q-quién es? —Pregunto Jonathan algo nervioso— Raphael, si eres tú, juro que te mato —agrego, esta vez tragando duro.

“Toc Toc”

Volvió a resonar. El muchacho, tomando la toalla de baño, corto el agua de la ducha y salió de esta.

—Maldito —murmuro para sí mismo tapando su cuerpo con la toalla mientras miraba la extraña silueta de la ventana.

Unos ojos oscuros se hicieron notar en el vidrio haciendo que Jonathan se sobresaltara y cayera sobre el frio suelo.

La oscuridad invadió todos los sentidos de Jonathan. Unos gritos se escucharon hasta llegar a sus oídos, no sabía de quienes eran, pero podía reconocer que era una voz femenina, una voz que jamás había escuchado en su vida.

Los gritos de la mujer no se detenían, eran tan insoportables que el joven creía que sus oídos llegarían a sangrar o incluso el mismo podría arrancar sus orejas y ocultar su cabeza bajo la sucia tierra.

Luego de unos minutos el grito se detuvo y una risa enloquecedora que podría desgarrar el alma comenzó a resonar. El joven, aun en completa oscuridad, no sabía qué hacer. Su cuerpo permanecía inmóvil, como si estuviese atado, y meneándose de un lado a otro sintió que algo lo elevaba.

Unos brazos.

La respiración del extraño individuo que le cargaba se podía sentir en su cabello, estaba asustado, tanto que sentía como cada músculo de su cuerpo se tensaba poco a poco hasta parecer un árbol o una roca.

—Córtalas —dijo una sombría voz.

Jonathan sintió la dura saliva rozar su garganta, y luego, luz.

Un extraño ¿humano? No, no podía ser un humano, era demasiado…raro, horrible. Las manos de Jonathan comenzaron a temblar ¿Dónde estaba?

Solo recordaba que estaba en la ducha, y luego, la ventana, hasta que la oscuridad le invadió y comenzó la tortura de los gritos.

— ¿Crees que sirva? —dijo uno de los extraños, al parecer, el que había cargado al joven.

—Todo sirve —dijo el otro dejando mostrar una sonrisa estremecedora.

—Entonces… comencemos.

Los ojos de Jonathan se abrieron de par en par. Una gigantesca cuchilla y miles de máquinas torturadoras de la edad media estaban frente a sus ojos, y más allá, en una de las equinas del desconocido lugar, el destrozado, mutilado, y desmenuzado cuerpo de una mujer yacía en el suelo manchando el piso con su espesa y oscura sangre.

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Antes lo lo habíamos dicho, pero: Gracias.

Jamas esperamos que este libro llegaría tan lejos. Joder. 2.355 (para ser exactos) leídos era algo imposible para ambas, así que GRACIAS.

Se que los lectores merecen mas que un simple gracias, pero ¿Que les podríamos regalar? La verdad, aquí no se sabe, solo ustedes tienen ese derecho de decirlo, no nosotras.

H de SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora