Capítulo 11 - Desesperación.

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Buenas, aqui bloodykidneys con ánimos :D

Se que dije que no se subirían capítulos este mes ni el próximo, pero ¡Hey! Leí sus comentarios mientras estaba aburrida en el autobús viendo gente fea y me dije ¿Por que no darles otro capítulo antes de que mi compañera se desconecte totalmente? (conste que sin mi compañera yo no escribo ni pío) Así que hice el trabajo de bombardearla con mensajes para que escribamos un capitulo, y aquí esta... a pesar de ser corto, espero que les guste.

Capítulo 11 – Desesperación.

El vómito teñido de sangre escapo de su pálida boca hasta manchar  la sucia tierra ubicada a sus pies. Sus ojos negros se dirigieron a la profunda herida realizada en su pecho, y dando un largo pestañeo dejo que la pequeña mano incrustada en su cuerpo le dejara caer en las tierras del bosque.

Una sonrisa se esbozó en el rostro de la niña que minutos antes él le había salvado la vida, y maldiciendo su suerte dejo que unas pequeñas gotas de cristal escapasen de sus ojos.

—Lo siento —sollozo el joven retorciéndose de dolor mientras recordaba hechos ya del pasado que se arrepentía de no atesorar.

Su débil cuerpo no daba para más, y esa niña, a pesar de haberle dañado de manera brutal, seguía enterrando sus garras en el interior de su cuerpo para asegurar su muerte.

El joven grito de dolor al sentir como una de sus costillas era arrancada sin delicadeza alguna, y escupiendo sangre que no podía escapar más allá de su cuello, alzo su mano izquierda al cielo y la empuño para alejar a ese demonio disfrazado de niña.

Cantidades de lodo cubrieron el rostro de Dorothy dejándola en apariencia desagradable, y la niña, empuñando sus pequeñas manos ensangrentadas en la sucia tierra, se abalanzo contra el joven herido que acababa de levantarse y enterró sus dientes en el cuello de este con tanta fuerza que logró arrancar un pedazo de carne.

Las piernas del joven retrocedieron unos cuantos pasos hasta tropezar con una piedra y volver a caer al suelo para quedar con los ojos dirigidos al entristecido cielo ¿Por qué le estaba pasando esto a él? No lo entendía, jamás había hecho algo que molestase a alguien para merecer semejante tratamiento, entonces ¿Por qué?

Los gritos de Paola resonaban en todo el bosque con desesperación, sus zapatillas sucias ya estaban rotas a causa de tanto caminar es ese lugar en el que se había metido, y mirando a sus espaldas observo a esos jóvenes que le acompañaban sumergidos en cansancio.

Su boca seca tras tanto gritar se cerró para traspasar una pequeña cantidad se saliva que apenas humedecía su garganta, y volviendo a abrir sus labios soltó unas cuantas palabras.

— ¿Han visto algo?

Raphael hizo un movimiento de cabeza en son de negación. Ninguno había visto siquiera un ave, ya estaban aburridos y cansados de tanto buscar, pero a pesar de que tuviesen hambre, sueño, frío y dolor, no podían detenerse y dejar a ese chico que era su amigo varado en el bosque como si no fuese nada para ellos.

—Tenemos que encontrarlo rápido —hablo Simon tomando asiento en una pequeña roca—. Solo me queda una linterna —agrego haciendo mostrar el objeto que proporcionaba luz en la densa oscuridad.

— ¡¿Cómo quieres que nos apuremos si no tenemos ni una maldita pista?! —chillo Paola con nerviosismo llevándose las manos a la cabeza.

—Pao, cálmate —Raphael poso una de sus manos en el hombro de su compañera, pero esta inmediatamente fue alejada de un golpe.

— ¡No me toques! ¡Si nadie quiere ir a buscarlo, bien! Iré yo sola.

La silueta de Paola se sumergió en el interior del bosque dejando a sus compañeros en soledad. Un suspiro escapo de los labios de Simon, y este, levantándose de su lugar, encendió la linterna y apunto hacia la dirección en la que había marchado la chica para ver su corto recorrido, pero al parecer, una densa neblina, estaba cubriendo la pasada de luz dejándole en oscuridad.

—Sigamos —Simon miro a Raphael y luego a Camila para que ambos le siguieran.

—Yo no entiendo —Camila sostuvo su linterna con fuerza—, porque Jonathan desapareció así, de la nada.

Los ojos marrones de Raphael se centraron en el rostro preocupado de la chica, y acercándose a esta le desordeno los cabellos con cuidado para que se tranquilizara un poco y se despreocupara de la situación.

—Ya verás que lo encontraremos y volveremos a estar juntos como siempre —una sonrisa se vio reflejada en el rostro del moreno provocado que la chica se calmara y sonriera de la misma manera.

Los pasos de los tres jóvenes se detuvieron de repente al escuchar como unas ramas se quebraban a sus espaldas, y dirigiendo las linternas en dirección al sonido, notaron que nada, ni siquiera una sombra, yacía con ellos.

Simon hizo una mueca de extrañez, y gruñendo en su interior tras el molesto ruido, volvió a dirigir la linterna hacia adelante para seguir con su recorrido y encontrar a Jonathan, pero antes de que pudiese volver a mover sus pies, las manos de Raphael sostuvieron sus hombros para que no hiciera ruido alguno.

Al parecer no se había percatado de que el ruido solo había sido una distracción creada por el extraño ser que estaba a pocos metros delante de ellos, un extraño ser de cuencas vacías y bañado en extraños dibujos.

La boca de Camila se abrió tras el asombro y el miedo, esa cosa, que seguramente no era un ser humano, les estaba sonriendo mientas dejaba ver como una extraña cosa color rojo vivo salía de su sucia boca negra.

Movimientos lentos comenzaron a notarse, y los jóvenes, paralizados, dieron cuenta de que la extraña cosa ubicada en la boca del ser, eran nada más y nada menos que los mismos intestinos de un ser humano, pero la pregunta era ¿A quién pertenecía?

H de SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora