I love you 3000

El pasado.

OLIVER.

—Esta gota rebasó el pequeño vaso de mi paciencia. No puedo creer que ese tipejo una vez más se apareciera en mi vida metiéndose por segunda vez entre alguien amado y yo. Sin duda esta vez seré más precavido y actuaré de una forma distinta. Lamentará el día en que puso sus ojos lujuriosos sobre ella.

Oliver decía este monólogo para él mismo mientras se sentaba en el sofá de su pequeña pero elegante sala saboreando amargamente una botella de jugo de naranja luego del encuentro con Amy que se produjo anteriormente.

Había estado llamando inútilmente a Kat desde el amanecer pero no había recibido respuesta alguna, por lo tanto, esa mañana más temprano había decidido en dar una larga caminata para despejar de su mente la idea de ir a verla, sabía que estaría molesta por haberla inportunado con sus reclamos la noche anterior, por eso desistió de esa idea rápidamente. No quería agregar otra cosa más a la lista negra que tenía ella de él. Le daría su espacio y hablarían luego de que todo se calmara.

Estuvo ansioso todo el trayecto al parque donde finalmente encontraría un banco para rememorar lo fatídico que había sido su noche y además, recapitulando los sentimientos de tristeza y rabia que había sentido por aquella odiosa llamada que había recibido de un conocido no tan agradable para él.

George era un compañero de la universidad, hijo de abogados y familiar de los fiscales más conocidos del estado, era petulante y arrogante, hacía alarde de sus múltiples y poderosas conexiones dentro del Senado californiano. Para su maldición, quedó entre los dos mejores promedios junto con él; creía ciegamente en que aquella posición lo había ganado comprando votos dentro del círculo de profesores y rectores de la universidad quienes le debían talvez pleitesía a los padres de este hombre. Por ende, ambos competían por un único lugar dentro del bufete de abogados mas importante de la ciudad al terminar la carrera además, de un año de trabajo en la casa blanca; había mucho en juego pero Oliver no daría su brazo a torcer tan fácilmente, lo había aprendido de su padre por las malas y aplicaría esa dura lección dentro de su presente.

Aborrecía tener relación con este individuo en especial, quién para su desgracia había asistido a la misma fiesta en el campus que Kat y era ésta una excusa más para molestarlo como de costumbre, deseó no haberle respondido pero estaba harto de su comportamiento inmaduro, esa noche había decidido en cortar de raíz aquel teatro patético que ese hombre caprichoso estaba presentando y no le importaría las consecuencias, pero fue abruptamente interrumpido cuando incluyó a la persona de su interés de una manera no muy agradable dentro de la charla; primero mencionó irónicamente del porqué de su ausencia en aquel lugar y acerca de la presencia solitaria pero atrayente de su novia. Se sintió humillado y todo empeoró cuando comentó de la sospechosa pero repentina cercanía de un famoso actor hacia la trigueña, burlándose de lo rápida que es al encontrar su reemplazo y más con alguien de tan alto perfil como aquel hombre. Cuando oyó aquel nombre solo pudo gritar improperios en todos los idiomas que conocía; se sentía impotente por estar tan lejos de aquel escenario y evitar que ese tipo se acercara al amor de su vida por sobre todo lamentaba no estar cerca para propinarle unos cuantos golpes al insufrible de George por atreverse a cuestionar la moralidad de su novia.

Fue ese torbellino de sentimientos y sensaciones negativas las razones principales por las cuales había decidido llamarla y reclamarle acerca de la hora en que ella aún estaría en ese lugar. Como sospechaba, las palabras hirientes que salieron de sus labios no fueron bien recibidas por eso escucharla enfurecerse del otro lado del teléfono era más que entendible y recibir el sonido de la llamada apagándose era lo mínimo que esperaría. No hizo más después de eso, ya que confirmó con esa acción que tristemente ella había caído efectivamente en los baratos coqueteos de aquel hombre.