La canción de Hazelmaren

273 15 11
                                    

-¿Eh?- musitó.

-Ahhh, ¿no me entiendes?- le preguntó Agnarr desconcertado a la niña que lo veía con una expresión que él no podía descifrar.

No era para menos; Iduna tenía los ojos completamente abiertos, clavados en él, mientras apretaba sus labios hacia el interior de su boca.
Y cuando dejó de hacer la señal con la que le pidió a Agnarr que guardara silencio, pegó sus brazos a los lados de su cuerpo.

Pero Agnarr no rompería su promesa; ella no quería ser descubierta ahí.
Y él estaba dispuesto a ayudarla.
Sin embargo, no iba a perder una oportunidad de hablar con alguien de su edad.

Intentó hablarle en alguno de los idiomas que estaba aprendiendo:
-Hyvää Iltapäivää? (¿Buenas tardes?)

-¡Pffft!
Iduna puso rápidamente sus manos sobre su boca y al segundo siguiente, comenzó a desternillarse de risa.

Agnarr la miró confundido, dejando caer su cabeza sobre uno de sus hombros.

-Esteee...

Pero Iduna no podía parar. Temerosa de que alguien la escuchara, corrió hacia un sendero del claro que ella conocía, tapándose la boca mientras entrecerraba los ojos y reía sin parar.

Agnarr vió cómo se alejaba.
Pero... ¿qué rayos era tan gracioso?

Intrigado y algo divertido por la reacción de la niña, decidió seguirla y corrió hacia donde ella había desaparecido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Intrigado y algo divertido por la reacción de la niña, decidió seguirla y corrió hacia donde ella había desaparecido...

(FLASHBACK)

Después de ver por primera vez a Agnarr, Iduna no podía dejar de pensar en él.

Estaba fascinada por su  forma de andar; pausada y segura, como la de un ciervo de los bosques del sureste.
También por su expresiones emocionadas, pero controladas a la vez.

Y el brillo de sus ojos era indescriptible.
Parecía que irradiaban su propia luz; una luz que nunca había salido de él, hasta ese preciso momento.

Aunque sabía que debía volver a su "cabaña de iniciación", iba caminando lentísimo; como si supiera que si se ponía a correr, ya no podría disfrutar de ese "raro embeleso" que sentía al acordarse de él.

Entonces, dió un grito ahogado y se percató dela terrible realidad.
-¡Oh! pero él es de Arendelle... ¡Eso significa que pronto se irá!

Todas las sensaciones dulces y brillantes la abandonaron, regalándole un doloroso vacío.
Entonces, Iduna sintió que su corazón se hundía como una piedrita aventada a un profundo y frío lago.

Suspiró con tristeza, entrecerrando los ojos.

Vindur comenzó a juguetear con sus cabellos y ella le regaló una sonrisa triste. Después, sacudió su cabeza.

Mucho más allá de Frozen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora