Capítulo 13

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—¿Vas... a besarme?—

La pregunta salió de los labios de Taehyung sin pensarla realmente, tomando a ambos por sorpresa.

—Tú... ¿quieres que lo haga?— Las palabras dichas lograron que el castaño se tensara, mientras que él casi se daba un golpe por soltar algo así como si nada.

Taehyung no respondió nada, ¿quería ser besado por Jungkook? Una pequeña y molesta vocecita le decía que sí, pero otra voz más razonable le decía que no estaba en posición de hacer cosas así y que le gustara alguien de su edad.

Porque sí, desde hace algún tiempo al castaño le gustaba el azabache y estaba tratando de evitarlo, porque eso no estaba bien. Él sabía que en cualquier momento podría quebrar esa bonita sonrisa que tenía y no quería eso.

Por eso se encontró arrepintiéndose de lo que estaba a punto de decir.

—No— Respondió, tratando de no sonar dubitativo e ignorar el triste semblante del chico frente a él.

Jungkook estaba decepcionado de si mismo, por haber pensado por un estúpido e insignificante momento que el castaño le diría que "sí" y podría probar el sabor de sus labios. Claramente se equivocó.

Retiró lentamente la mano de su rostro, se alejó de él y bajó la mirada. —Lo siento— Susurró.

Carraspeó suavemente y miró hacia otro lado. —Discúlpame tú a mi—

—Está bien— Se levantó de su lugar y salió de la habitación, mientras que Taehyung se pasaba las manos por su cabello aún húmedo y soltó un suspiro frustrado.

Jeon Jungkook, ¿qué me has hecho?

Taehyung miraba a su hermano entrar y salir de la casa desde la ventana de su habitación, aunque no le prestaba atención realmente

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Taehyung miraba a su hermano entrar y salir de la casa desde la ventana de su habitación, aunque no le prestaba atención realmente.

Su mente divagaba a sus recuerdos de inicios de semana, donde casi fue besado por Jungkook y se recriminaba por ser tan idiota, pero no podía permitirse avanzar más que la amistad que tenían.

Durante el resto de la semana había estado evitando al azabache como si fuera la peste misma y agradecía que finalmente fuera fin de semana, porque no estaba seguro si podía seguir evitando la mirada decepcionada del contrario.

Un suave carraspeo lo sacó de sus pensamientos, se dio vuelta y se encontró con la presencia de su hermano en la puerta de su habitación, con un semblante que no supo describir.

—¿Puedo entrar?— El castaño asintió, mientras que el rubio avanzó en su dirección y se paró a su lado mientras miraba por la ventana. —¿Pasa algo malo?—

Frunció el ceño. —¿A qué te refieres?—

—Tienes la mirada perdida, ¿estás bien?—

Done For Me | KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora