Cᥲρίtᥙᥣo Oᥴhᥱᥒtᥲ ყ dos

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-- ¡Honnie! Te fuiste corriendo y no me esperaste... -- Jisung sonaba ofendido, con la silla a centímetros de la puerta del comedor, sin poder pasar del umbral para no caer por la rampa, bastante empinada, pero se detuvo cuando vió a los tres secándose lágrimas inútilmente --. No lloren, me harán llorar también... -- parpadeó para despejar su vista --, ¿Por qué lloran?

-- Sun-nie.

El castaño pareció tardar un momento en creerlo, mirando a Félix mientras sus ojos se iban llenando cada vez de lágrimas, hasta cubrir su rostro con sus manos y comenzar a llorar.

Félix fue a abrazarlo, y el otro correspondió.

Minho anunció que iría a buscar a Chan, dejándolos a los tres en el comedor.

Jisung no pudo evitar ver las marcas en el cuello de Félix.

-- ¿Tú y... Lo...?

Félix negó.

-- Algo -- murmuró.

-- ¡Lee Félix!

Saltó un poco al escuchar el grito de Chan, que había entrado corriendo al comedor.

-- Dime que Minho no me miente -- habló, Félix vió detrás de él, a Woojin y a otros que se asomaban en la puerta.

-- No -- dijo, negando.

-- Awww, bebé -- el mayor lo abrazó con fuerza, sonriendo ampliamente, sintiéndose a desbordar de ternura por aquella sílaba que había sonado como un pequeño "Ño".

Su director sacó su celular, donde Félix marcó el teléfono de su madre, hablando con ella por primera vez, con lágrimas cayendo por su rostro, y Changbin abrazándolo, ayudándolo a mantenerse de pie.

Félix seguía siendo bastante callado, respondía con pocas palabras, y hablaba muy bajo, en un tono sutil, que hacía que todos hicieran silencio para que se pudiera escuchar su suave y tierna voz.

Sin querer hacerlo a propósito, continuaba haciendo señas para hablar, acompañando sus palabras, lo que a veces hacía que tuviera que cortar la palabra para que acompañara al gesto; y hasta llegó a seguir hablando en señas, mientras murmuraba sonidos incoherentes.

La señora Lee habló con Chan, pidiéndole que los trajera a ambos chicos ese mismo día, el mayor no se negó, y les dijo que juntaran sus cosas inmediatamente que volverían a Seúl en cinco minutos.

Changbin y Félix obedecieron, con ayuda de Minho, guardaron todo a presión en sus valijas y lo llevaron hacia la camioneta de su mayor.

Se despidieron de sus amigos, quienes dijeron que intentarían volver lo más pronto posible, y que se aburririan sin ellos.

Mute¹​ [Changlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora