Cᥲρίtᥙᥣo Novᥱᥒtᥲ ყ sᥱιs

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La señora Lee se había encerrado en el cuarto y sus lamentos se escuchaban si pasabas cerca de su puerta.

Changbin quería hacer lo mismo, pero pensando en que debía ser fuerte para hacer sentir mejor a Félix, borró sus lágrimas camino al cuarto.

Al abrir la puerta, encontró a Félix, envuelto en una toalla para que su húmedo cabello no mojara su pijama, tenía la mirada baja y perdida.

El pelinegro alzó la vista cuando entró, mirándolo con sus lindos y brillantes ojitos.

Y Changbin quiso llorar de nuevo.

Con lentitud, se sentó sobre la cama donde Félix dormiría, el chico se irguió un poco, sentándose de piernas cruzadas junto a él.

Changbin tomó la mano de su novio, besando su dorso, una sonrisa penosa apareció en sus labios.

-- ¿Por qué no me dijiste? – preguntó Changbin, su voz sonó ronca, algo rota, Félix bajó la vista, supo que ya no podría esconderlo.

-- Tris-te -- dijo, bajito, señalandolo --. Como Ma- má.

El labio de Changbin tembló con ganas de llorar.

-- Lix, hay cosas, que por más tristes que sean, deben saberse -- murmuró.

Félix negó, parpadeó varias veces para despejar las lágrimas que comenzaban a crecer en sus ojos, aunque eso no impidió que comenzara a llorar.

-- No... Quiero -- murmuró --. Yo q-quiero ser fe-liz, s-sin de-cir eso, s-sin pen-sar eso.. – habló entre sollozos e hipidos.

Y Félix se rompió, desbordando en lágrimas.

Changbin lo abrazó con fuerza, como si así pudiera arreglar las cosas, acomodando a Félix contra su cuerpo.

-- Félix... Tú mereces toda la felicidad del mundo -- murmuró el rubio, carcomido por la injusticia.

No, Félix no va a morir

Mute¹​ [Changlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora