Ya habían pasado dos años y, por lo tanto, dos días de la Vinculación, pero cada vez que llegaba la fecha anunciada, el humor de Kid se tornaba más agrio de lo habitual. Tiempo atrás había sido unido a Law en el Consistorio, se habían convertido en almas gemelas y… ahora lo había perdido. Una parte de él se había marchado con su novio para siempre, e incluso su cabello pelirrojo daba muestras de ellos; estaba mucho más débil y la laca ya no hacía ningún efecto, por lo que caía, lacio, por el rostro hirsuto.
Desde el local en penumbra en el que le tocaba trabajar vio las serpenteantes columnas de jóvenes que aquel año iban a ser vinculados para, unas horas después, regresar por el mismo camino en parejas y, con algo de suerte, tomados de la mano. Kid todavía recordaba la incomodidad del principio de su relación con Law, siendo los dos unos inútiles con el ego inflado. Pero pronto había llegado el amor y, con él, la estabilidad y el compromiso.
El ritual se realizaba a los diecinueve años, por lo que no superaba en demasiados años a los de aquella generación. Aún recordaba muchos detalles sobre él. Antes de llevarlo a cabo, hacían una pormenorizada presentación del proceso. Deducían un cálculo que no partía de meros gustos o cualidades, en busca de cierta compatibilidad entre las partes, sino que la psique de cada individuo era analizada de forma exhausta. Se estudiaba hasta el último fragmento de la parte consciente y subconsciente de los vinculados hasta poder formar una imagen clara del ideal que cada uno buscaba y sus necesidades vitales, como el espacio personal o el cariño, el trabajo en equipo o la búsqueda de aventuras. Las parejas permanecían juntas en el 100% de los casos —obviamente, la muerte no entraba en aquella estadística—. Aquello era lo que ocurría en el día de la Vinculación.
Era un evento muy importante en su país, por lo que se trataba de festivo general, pero aquello no lo eximía de sus responsabilidades. Kid era técnico de robótica, por lo que debía estar disponible para cualquier complicación tecnológica o para el mantenimiento de las diferentes máquinas que encargase un particular. Y, como los locales solían estar cerrados de cara el público, él tenía todavía más trabajo, sobre todo en el caso de los autónomos, que no tenían vacaciones.
En aquel momento se encontraba debajo de una mesa, analizando la placa base del panel táctil en busca de cualquier desbarajuste, como había hecho con todas las demás. Aun así, aún le quedaba mucho trabajo de mantenimiento. La posición era un tanto incómoda, pero se distraía viendo por la ventana. El cielo estaba nublado, como era habitual con tanta polución, pero por lo menos no llovía. Las nubes eran de una tonalidad blanca prístina e infinita, y los viandantes, apurados, rebotaban blandamente en su superficie antes de perderse al fondo de su pantalla.
Kid tuvo que encender la linterna atada a su pecho no por la poca iluminación que había debajo de un conjunto de mesas en medio de un bar, sino porque ya estaba atardeciendo. Se palpaba un silencio extraño y metálico en el ambiente, pero el técnico prefería aquello a que lo distrajese el dueño del bar, un tal Shanks, que se encontraba en la barra de madera recién encerada, hojeando una revista. Aquel hombre, que debería sobrepasar los cuarenta años y había tenido que acercarse al local antes de tiempo para abrirle, era su opuesto en absolutamente todo excepto el color del pelo. Era ruidoso, alegre y con un gusto excesivo por las burlas y las bromas pesadas. De hecho, a Kid le extrañaba que aguantase tanto tiempo sin molestarlo. Quizá se reservaba para la noche…
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En cuerpo y alma; Eustass Kid
Fanfic"Yo te querré para siempre, pase el tiempo que pase. ¡Eres el amor de mi vida, y todo lo que te ocurra me afectará!" Después de perderlo a él, ¿qué más le quedaba en la vida? Su alma gemela, su destinado ya no existía, y todo el desarrollo tecnológi...