Capítulo 6

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'Beautiful Realization'

Grecia, Athenas – Rodorio

Febrero, 16 de 1749

Agasha intentó contener una sonrisa de diversión, pero estaba segura de que sus labios estaban temblando por lo que tuvo que morderse el interior de su mejilla para evitar que Yato se diera cuenta de que encontraba su predilección graciosa, aunque así fuera.

"¿Cuál debería llevar?" el joven murmuraba para sí mismo mientras sus ojos azules escaneaban los jarrones que contenían variados ramos de flores, sin darse apenas cuenta de que ya llevaba un buen rato en ello.

El ahora ayudante del Santuario, se había presentado a mitad de la mañana en su tienda demandando con el rostro tan rojo como la grana que le vendiera otro ramo igual de bonito que el anterior, pero esta vez él quería elegirlo él mismo, y debido a eso ya llevaba poco más de una hora intentando decidirse sin éxito. Porque o los ramos eran muy pobres o no terminaba de gustarle la selección, por lo que finalmente exasperada, la castaña se le acercó dispuesta a acabar con ello, especialmente debido a que tenia que ir a ayudar al orfanato puesto que Serinsa ahora lo llevaba por su cuenta con ayuda de unos pocos voluntarios.

"Sería mejor si usted comisionas uno a tu gusto, si los presentes no son de su agrado" sugirió con la mejor expresión paciencia que pudo reunir.

"¡Ah! ¡Excelente idea, Agasha!" él asintió con arrogancia, observando una vez mas los ramos presentes, pero negando decidido, giró hasta encarar a la chica. "Ahora, ¿qué flores mejor representa a Yuzuriha?" murmuró por lo bajo, volviéndose a la selección con el ceño fruncido.

Hacia unas semanas que Yato había anunciado prácticamente al mundo entero que se detuviera lo suficiente como para escucharlo que pensaba cortejar a la hermosa Lemuriana, y fiel a sus palabras él estaba constantemente haciéndole regalos a la mujer, ya fueran flores o dulces o realmente cualquier cosa que le pasara por la mente al entusiasta hombre. A Yuzuriha por otro lado, se la veía con una constante expresión mezcla de exasperación y felicidad, siguiendo en algunas ocasiones que no estaba ocupada, al atolondrado chico por Rodorio, aceptando las felicitaciones de los aldeanos por su cortejo con algo de vergüenza, pero llena de orgullo.

Tras pensarlo durante un segundo, ella recolectó unas orquídeas, unos tulipanes jaspeados y por último algunas lobelias erinus, acomodándolo todo cuidadosamente antes de hacerle entrega del ramo al ansioso e impaciente cliente, quien irónicamente era uno de los mas exigentes que hubiera tenido, pero siempre pagaba muy bien, por lo que ella no se quejaba.

Al ver que se alejaba, ella se dio la vuelta e ingresó a su casa, apresurándose a tomar la bolsa que había preparado previamente ese día y después de despedirse de su padre y Nia, se marchó a paso apresurado calle abajo. Saludó cordialmente a los conocidos, pero no se detuvo viendo que iba algo atrasada, por lo que aceleró esquivando vendedores de vez en cuando, pero cuando dobló en una esquina casi soltó un improperio al ver que dos carretas chocar contra la otra efectivamente bloqueando el paso, con un gemido de frustración desanduvo el camino yendo de mala gana a por la plaza de la fuente.

Iba tan concentrada en su destino que no vio a una persona aparecer súbitamente en su camino hasta que fue muy tarde y choco con esta, terminando las dos en el suelo con un doloroso golpe, más al instante se sentó haciendo una mueca y giró a ver al pobre desafortunado que tuvo la mala suerte de cruzarse con ella, y se sorprendió de reconocerla.

"¿Nerys-san?"

La nombrada estaba justo irguiéndose lentamente mientras murmuraba para si misma por lo bajo, pero al oír su nombre en una voz que reconoció inmediatamente sonrió encarando a la joven mientras apartaba unos rebeldes rulos naranja-cobrizo de su rostro, pero al ver que este simplemente volvió a su sitio esta gruñó exasperada con una maldición nada elegante.

Golden RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora