Capítulo 3

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'Flowers Funeral'

Grecia, Athenas

Abril, 11 de 1747

Pasaron alrededor de seis meses desde entonces, en el que su interacción cambio a algo más que incluso ahora no podían definir con claridad, solo era algo que estaba allí y que no podían nombrar por miedo a saber que era aquello realmente y lo que podía significar para ellos. Claro no fue algo súbito, de hecho, el cambio que inicio ese último día de Octubre fue algo gradual que con el pasar de las semanas fue volviéndose más intenso en los dos mediante el tiempo que pasaron juntos en sus clases y las pocas veces que se encontraron fuera de dichas reuniones, mayormente en Rodorio cuando el Santo en cuestión iba de patrulla que habían aumentado debido al incremento de la actividad de los Espectros.

Ese tarde como había pasado en algunas ocasiones contadas, le tocaba su lección semanal en la Doceava Casa Zodiacal, y ella había cuadrado esto para que coincidiera con el día de la semana que iba a llevar la ofrenda a la Diosa Athena, por lo que después de asegurarse de que el ramo de flores estaba listo, se despidió de su padre y el ahora a tiempo completo ayudante, Pakia, quien resultó ser un muy buen empleado que rápidamente se convirtió en parte de su pequeña familia como un hermano mayor para ella que la ayudaba en las cosas cuando podía y mantenía a los clientes masculinos groseros lejos de ella.

Con ánimo se encamino fuera de su aldea, teniendo más cuidado de lo normal luego de escuchar del incidente de Astrid con un Espectro en Septiembre del año anterior, la cual fue afortunadamente salvado por su otra amiga pelirroja, Shea, la Vestal encargada del Templo de la Virgen y su Santo regente, Asmita, él invidente.

No se esperó, sin embargo, que en el arco que simbolizaba la entrada al Santuario estuviera recostado con los brazos cruzados el mismísimo hombre de largos cabellos azul celeste que ocupaba constantemente sus pensamientos día y noche, y hacia su corazón latir desmesuradamente mientras un ligero rubor cubría de vez en cuando sus propias mejillas, confundiéndola bastante, por lo que hacía lo posible por ignorar esas raras emociones y seguir como siempre.

"¡Albafika-sama, muy buenos días!" ella se detuvo a unos buenos tres metros de él, haciendo una profunda reverencia antes de sonreírle como de costumbre.

Albafika abrió los ojos que previamente había mantenido cerrados y la observó detalladamente con rapidez, asegurándose de que no tuviera algo fuera de lugar, pero al ver que ella parecía normal relajó sus hombros ligeramente, antes de devolver su saludo adecuadamente con un asentimiento de cabeza y enderezarse haciéndole un ademan con su mano derecha para que prosiguiera por el camino.

"¿Ha terminado con su ronda? Espero que le haya ido bien" Agasha comentó alegremente caminando unos pasos delante de él, disfrutando de los rayos del sol sobre su piel, y si, de la compañía tan agradable del joven hombre a sus espaldas.

"Si, pero esa no es la razón por la cual he decidido esperarte en la entrada" él asintió observando su silueta delgada y ligera caminar por el sendero de piedra que llevaba a los Doce Templos, como el viendo ondeaba sus cabellos ligeramente mientras el sol de la temprana tarde la iluminaba combinando con su usual y brillante personalidad, que tanto lo intrigaba y turbaba a partes iguales.

"¿Oh?" ella giró su rostro hacia él, pero sin dejar de caminar, con una expresión muy curiosa en su rostro de grandes ojos verde oliva, claramente esperando algún tipo de explicación de su parte.

"Hace dos días hubo un incidente con un aprendiz de Santo" él dijo lentamente, considerando sus palabras cuidadosamente, más no pudo evitar fruncir el ceño al recordar el juicio que Asmita había impartido sin ninguna misericordia, sin embargo, no era como si el sujeto la mereciera, pero les había recordado a los demás cuan poderoso era el Caballero de Virgo, aunque a Aldebaran no le había caído en gracia ni la situación ni el rubio en cuestión. Pero ya eso era otra cuestión de la que él no pensaba hablar, por lo que prosiguió al ver la expresión de confusión en la joven. "Atacó a una Vestal de una forma muy vil, y fue juzgado culpable luego de pasar por un juicio... debido a esto hicimos una reunión en el coliseo donde les recalcamos a los demás aprendices y a los Santos de Plata y Bronce que esa clase de comportamiento no será ignorado y obtendrán un castigo severo si se atreven a actuar así con cualquier mujer" concluyó justo cuando divisaron los escalones a la distancia con tono de voz seco.

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