Otoño

470 22 1
                                    

Se podría decir que otoño es mi estación favorita. Ver como las calles se llenan de ojas marrones caídas de los árboles, ir andando emtre ellas y escuchar el crujido al pisarlas. Ese era unos de mis mayores placeres de la vida. Es más en otoño me pasaba los días en el parque de al lado de mi casa leyendo algún libro, para luego llegar a casa y sentir el calorcito acojedor de mi habitación con una taza de chocolate caliente. Así llevaba ya tres otoños y este no iba a ser diferente.

Aquel martes después de aguantar seis horas seguidas a mi estúpido compañero de detrás, estaba deseando salir para comprar un nuevo libro. Nada más acabar las horas fui directa a la librería que estaba al lado del instituto, me costaba mucho elegir un libro, todos me parecían muy interesantes pero acabe optando por "El último día de mi vida" era un libro bastante corto supuse que en dos tardes le acabaria.

Mientras me dirigía hacia mi casa el camino mas corto estaba cortado lo que me obligo a tener que pasar por el parque donde solía quedar con Alex. Nunca se me había cruzado por la cabeza de que en aquel momento justo en ese instante iba a estar ahí Jordi. Si, mi estupido compañero de atrás. Pensé en pasar de largo, puede que estuviera esperando a Silvia o a cualquier otra chica. Esta sentado debajo de el árbol mas grande de todo el parque, como si fuera una estatua. Mientras le observaba el levanto la cabeza y me vio, ya me era imposible pasar de largo por muy estupido que fuera no quería ser una maleducada, y me acerque.

-Hola estupido. Te vas a resfriar ahí sentado y lo sabes.

-Que adorable eres Medy preocupandote por mi.- En ese momento no supe si me lo decía de forma irónica o de verdad ya que no tenía esa sonrisa suya que cotagiaba a los de su alrededor.

-Estas bien? No es que me agrade mucho lo que a ti te pasa pero se te nota bastante mal.

-Claro que estoy bien. Que libro es ese?- Y volvió a cambiarme de tema al inmediato como la mayoría de las veces.

-El último libro que me he comprado, "El último día de mi vida"

-Eres una friki de los libros, jaja. Pero al decir verdad ese me le leí y te puedo decir que el protagonista muere.

-Gracias por aruinarme el libro completamente.- Le conteste de forma irónica.

-De nada mujer, jaja.

-Bueno pues yo ya me voy solo me acerque a saludar pero no fue mi mejor opción.

-No espera.- Me agarro del brazo como en las típicas películas romanticas que el chico se arrepiente de dejar marchar al amor de su vida.

-Qué quieres?- Conteste en tono borde.

-Por qué no me haces compañía esta tarde? Te puedo invitar a un café calentito.

-Y por qué no llamas a Silvia?

-Estas celosa?- Y sonrió. -Es broma.. tu eres una mejor amiga.

Qué? Amiga? Ahí me di cuenta que a pesar de todo el me consideraba su amiga. Yo no había sido capaz de verle como tal, simplemente era el estúpido de atrás o el chico de ojos verdes, pero amigo no lo había pensado. Al decir la verdad ya casi estábamos por terminar el primer trimestre y ya nos conociamos bastante pero.. no pensaba que era una amistad.

-Por favor, Mady. Quedate un rato más.

-Bueno podre aceptar ya que te has esforzado por decir mi nombre bien. Pero EH! Yo no quiero un café, yo quiero un chocolate caliente.

-Eso esta hecho señorita borde, jaja. Vamos te llevare a un sitio que te encantara.

Así fue, llegamos a un bar muy acojedor tenía una chimenea encendida que daba un fuerte calor, había hasta una estantetria con libros. Los asientos eran unos sillones rojos muy cómodos y las paredes por dentro eran de ladrillos. Era como si estuviera hecho especialmente para mi.

-Alaaa, este sitio de verdad es genial.

-Sabia que te gustaria, pues es un sitio bastante friki como tu.- Y me sonrió, pues era la primera vez que no me molestaba eso.

Nos pasamos la tarde en aquel lugar. Estuvimos hablando como si se tratara de que nos conociéramos de toda la vida. No se volvió a meter conmigo en el resto del tiempo. Me estuvo contado de que objetivos tenia el para el próximo año, me hablo de que tenía un perro.. era como si necesitara contarle a alguien algo importante pero de lo único que se atrevía eran cosas cotidianas. Sobre las siete insistió en que me acompañara a casa.

Por el camino ibamos jugando a ver quién hacia más ruido al pisar las hojas secas del otoño. No podre negarlo, me senti muy feliz de aquella tarde todo era perfecto como sacado de uno de mis libros, estaba feliz de tener una tarde con aquel idiota.

-Bueno ya estamos, aquí vivo yo. Gracias por acompañarme.

-Mira así cuando tenga ganas de molestar a alguien sabré donde venir, jaja.

-Que gracioso.- Añadi en plan irónico.

-Gracias..- Me dijo a medio susurro mientras se iba.

Esa noche me la pase pensando en como una persona que me desagradaba tanto podía hacerme sonreír como tonta. Estaba impaciente por volverlo a ver.

La historia de amor imperfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora