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Yoongi.

Sus ojos perdidos, me llevaban al fondo de un mar cristalino. Profundo. Cálido. Él no era consciente de mi condición. Yo no sabía nada.

Sus manos, blancas, puras, me inquietaban al temblar. Al acercarse a mi rostro.

—¿Puedo conocerte?. -Dijo acercándolas a mis mejillas. Las tomé guiándolo y sentí por primera vez el frío de mi alma.

Sus yemas bailaban sobre mi piel. Jugaron sobre mi mentón, rozaron mis labios, recorrieron cada centímetro por ocupar entre mi nariz y mi frente.

Me pidió que cerrara los ojos, cuán estúpido fui al obedecerle. Eso me dejó en las mismas condiciones que él. Me acomodé a su altura y me enseñó a discernir entre el arte verdadero y el arte hipócrita.

—¿Eres artista porque eres una obra? ¿O eres un pintor hecho por sus propias pinturas? ¿O un lienzo en blanco que no hace más que llenarse de dinero?

—Soy Yoongi —Alejé de mi rostro sus delgados dedos.

-Yo me llamo Jimin. No te burles de mi, así lo decidió mi madre. -Sonrió de lado y cerró sus ojos claros, casi transparentes.

—Parece nombre de mujer —Alcé una ceja, recordé que el no podía verme.

—El arte es femenino y ella amaba el arte.

Las gotas de lluvia decoraban las calles de Seoul

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Las gotas de lluvia decoraban las calles de Seoul. Todo a mi alrededor se volvía gris, casi tanto como sus ojos.

Yo miraba por la ventana mientras él acariciaba mis obras. Decía que podía sentir el relieve de la pintura sobre lienzo. Entre detalle y detalle me preguntaba algún color.

Me irritaba.

Pero, debo admitir, que se sentía bien.

—No entiendo. —Dijo —No siento absolutamente nada bueno este paisaje. Es como si lo hubieras hecho obligado, bajo presión.

—No tienes porqué hablar así de mis pinturas. Es la quinta vez que dices lo mismo, ¿acaso también te dañaste la memoria en el accidente?

Me di vuelta, quitando el cuadro de sus manos.

—Y tú tampoco tienes que estar a la defensiva. Eres grosero Yoongi. —Fue música en mis oídos su voz pronunciando mi nombre.

—Tu estas descalificando mi arte —Lo tomé de los hombros. Copió mi acción.

—Tu arte se descalifica sola.

Tenía razón. Pero no iba a aceptarlo. Tomé un lienzo vacío y comencé a pintar.

—Ya te enseñaré lo que es el arte verdadero. Lo notarás cuando termine este dibujo.

Intenté, intenté y volví a intentar.

Pero nada, ni siquiera los mejores instrumentos podía compararme a la belleza de su rostro.

No fue hasta el momento de anochecer, cuando me dí cuenta de que lo único que estaría a su altura, sería un retrato de el.

Fue la primera vez que sentí verdadera pasión al trazar y colorear.

Y vi pasión en él cuando descubrió con sus dedos mi maravillosa pintura.

—No me gusta. —Soltó extendiendo el cuadro hacia mí.

—¿Ahora qué? —Rodé mis ojos.

—Oscar Wilde escribió: "Todo retrato pintado con sentimiento es un retrato del artista no del modelo". Aquí —Acarició la pintura —, estoy yo. No estás tu. Ni siquiera estás cerca.

 Ni siquiera estás cerca

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𝐂𝐄𝐆𝐔𝐄𝐑𝐀 | YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora